lunes, 27 de junio de 2011

Monstruo #6: "No me odies por ser bonita"... por Elena Savalza

Para quienes al leer el título de esta entrada, se les haya ocurrido pensar: “¡Ay, Elenita! Bájale a tu vanidad…”, les pido por favor que se relajen y sigan leyendo, porque mi intención con este escrito dista mucho de hacer una descripción elocuente de mis atributos físicos.
Estoy completamente segura de que, prácticamente todos los que nos hacen el favor de leernos, han escuchado la famosa frase:
“Entre mujeres podemos despedazarnos, pero jamás nos haremos daño”


La teoría popular dice, que por más que las mujeres gocemos hablando mal una de la otra e incluso poniéndonos de pronto y como al descuido una “piedrita en el camino” con la esperanza de que la otra caiga; al final, siempre terminamos saliendo en nuestra propia defensa, para evitar que esa otra, salga lastimada; por el simple principio de solidaridad que nuestro propio género nos exige.
Sin embargo, con tristeza les expreso que me he encontrado en la experiencia diaria, que no siempre ocurre así…
Tengo la fortuna de contar con muy buenas amigas. Gracias a Dios, jamás ha faltado a mi lado una gran mujer en quien confiar y debo confesar que, normalmente, son mis buenas amigas las que con su apoyo, me han hecho salir a flote cuando de pronto creo que el barco se me ha hundido.
Pero también, recientemente he notado una tendencia: mientras más crezco profesionalmente, mientras más tiempo pasa y sigo soltera y sin hijos, mientras más muestro mis capacidades y habilidades en el terreno laboral, mientras más pregono mi libertad de pensamiento y mis ideas, me convierto también en el blanco predilecto de críticas y ataques.
Y adivinen de quiénes…. ¡De mujeres!
Sí, de mujeres que quizá eligieron el matrimonio como forma de vida y que ahora anhelan la libertad que yo sí tengo. De mujeres que eligieron estudiar la Licenciatura en MMC (mientras me caso) y ahora están insatisfechas con su carrera. De mujeres casadas y con hijos que anhelan, quizá, sus más tiernos años de juventud. De mujeres que quizá no se atreven a expresar libremente lo que piensan y sienten por temor a esa crítica y ven con cierto recelo el que yo sí lo haga.
Hablo en primera persona, pero sé que muchas de las que nos leen han pasado en determinada situación por lo mismo. También sé que cada cabeza es un mundo y que hay mujeres que, a pesar de cualquier diferencia, siempre mostrarán mucho respeto y apertura ante ideas que no necesariamente coincidan con las suyas.
Pero, a esas otras mujeres, las que critican y agreden, quiero decirles, con el debido respeto y admiración que me merece cada una de ellas, por el simple hecho de tener la profesión más difícil del mundo: la de ser MUJER…
Sí, me declaro “prófuga del altar”, porque me he escapado algunas veces de él. Ha sido demasiado simple la razón: cada día que pasa, me niego más a la idea de casarme “porque se me va el tren” y agarrar cualquier carcacha de marido. No veo el matrimonio como una puerta de salida de una vida insatisfecha, si no como una opción para que, a través de él y con la elección correcta, pueda contribuir a una sociedad mejor.
Por fortuna, descubrí que tengo más opciones de vida que de la misma forma, me han hecho feliz….
Pero la soltería tampoco es un “camino de rosas”. Como todo en esta vida, tiene sus pros y contras. A veces anhelo un marido con quien pelear o llegar a casa y encontrar quien me dé un beso y un abrazo. A veces quisiera no preocuparme por pagar mis cuentas y solamente dedicarme a decorar mi casa o a tomar el té con mis amigas.
He tenido, sin embargo, la oportunidad de “sacarles” dinero a varios hombres poderosos y ricos con los que, por azares del destino me he relacionado, pero he elegido no hacerlo; sencillamente, porque denigra mi capacidad de autosuficiencia y porque sé que de todas las cosas que un hombre podría aportar a mi vida, el dinero es una de las que, gracias a Dios, puedo proveerme sola.
Elegí una carrera que me apasiona, pero en la que en infinidad de ocasiones, he estado expuesta a tipos que por el simple hecho de ser mujer y estar soltera a mis 28 años, creen que estoy “necesitada de afecto” y me hacen toda clase de propuestas para tener sexo con ellos a cambio de muchas más cosas de las que se pueden imaginar y de las que la sabiduría popular cuenta. Para colmo, muchas veces estos tipos, han sido clientes importantes o mis propios jefes y he tenido que sonreír y decir “no, gracias” con toda la sutileza del mundo, porque no puedo ser "ni tan sangrona ni tan fácil". Me ha tocado hacer  malabares para encontrar el sano punto medio, que ponga a salvo mi integridad física y moral, pero también mi trabajo.
E irónicamente, son tipos que tienen una esposa, que en muchas ocasiones me ve como “una amenaza”, porque secretamente piensa, que por no tener marido quiero quitarle al suyo… sin saber absolutamente nada de mi vida, mis gustos y lo que realmente deseo para mí.
Y bueno… quizá si haces un recorrido por todas las entradas de este blog escritas por mí, vas a corroborar que ha habido más de un hombre en mi vida. ¿Bueno o malo? No lo sé… yo pude hacerlo y así se me han dado las cosas. Si tú elegiste al mismo hombre para siempre y así eres feliz, yo no te juzgo.
Quizá algún día yo encuentre también al hombre que haga que entienda esa perspectiva. Pero también, muchas veces creo que ya lo encontré… y lo dejé pasar, porque sé que la felicidad tiene varios caminos y probablemente, el mío no es el que, por tradición, se le pinta a una Princesa de Cuento de Hadas.
Si, anhelo algunas veces, un Príncipe Azul en mi cuento. Pero con el tiempo aumenta el estándar y me vuelvo más exigente. Así que ya no me conformo con cualquier Sapo para compañero de vida… pero eso no implica que no los disfrute, aunque sepa que “no son el adecuado”. La eterna lucha por encontrar el Príncipe Azul, no se ha vuelto el motor de mi vida, porque afortunadamente, cuento con muchos sueños más.
Digo lo que pienso y lo que siento. Lo escribo cortés y diplomático, pero igual lo digo. No por cinismo, por descaro o por exhibicionismo, si no porque no sería yo, si no compartiera con ustedes algo que me apasiona: comunicar.


Como tú, he tenido miedo, he dudado, me enojado hasta con Dios… Pero también, he reído mucho y vivido mi vida al máximo. Realmente existen muy pocas cosas que haría distinto si tuviera otra oportunidad. He aprendido de todo lo que me ha pasado, bueno y malo; pero eso no implica que de pronto, caiga de nuevo en los mismos errores, sencillamente porque soy un ser humano. No soy perfecta… solamente soy una mujer.
Me entristece ver, cómo de pronto podemos atacar y criticar, sin saber lo que hay detrás. Pero me enoja sobremanera, el presenciar que muchas veces no necesitamos ser maltratadas ni denigradas por ningún hombre, como en nuestro papel de “víctimas” decimos: entre nosotras mismas tenemos a nuestras principales depredadoras.
No es pecado ser soltera ni profesionalmente exitosa. No es pecado ser independiente y autosuficiente. No es pecado vivir sola. No desear tener hijos por el momento, no me convierte en un monstruo contra natura. Tampoco es delito ser guapa y desenvolverse en ambientes de “hombres”… Solamente es una forma de vivir que algunas elegimos…
Por eso, con toda la dignidad y el derecho que me otorga ser una mujer que ha luchado por lo que ha deseado y que sabe que aún le falta mucho por conseguir, pero también por aportarle a este mundo para que sea un lugar mejor, te digo también, mujer: “No me odies por ser bonita”.
El día que dejemos de vernos como nuestras propias enemigas y dejemos de ser nuestras principales depredadoras, ganaremos el respeto y la voz por la que tanto hemos peleado en nuestra sociedad, en todos los aspectos.

Ahora, más cerca de ti:
En Facebook, busca a Mujeres Adictas a los Monstruos  y da click en "Me gusta"
En Twitter, sigue a @princesas_ind y mi cuenta personal @elenasavalza

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos gustaría conocer tu opinión. ¿Por qué no nos dejas un comentario?