Semana de contrastes, sorpresas, apuros y mucho estrés…
Mientras el cuerpo me reclamaba, con síntomas de embarazo (dolor de cabeza, náuseas, falta de apetito, exceso de sueño y cero ganas de salir) que le “bajara” a mi tensión, yo sentía que esta semana no terminaría jamás.
Para colmo, “sequía lingüística”… Sí, exceso de monstruos que desenterrar e incapacidad mental y emocional para reconocerlos. Así me pasa a veces, cuando tengo demasiadas cosas en la cabeza, pero eso ustedes ya lo saben…
Sin embargo, de nueva cuenta sé, que no hay plazo que no se cumpla.
Hoy estoy aquí, en mi último día de trabajo en una empresa que me abrió sus puertas y a la que tengo muchísimo qué agradecer; sobre todo, valorando muchas cosas: la importancia de dejar una buena imagen y el camino abierto, lo indispensable que es ser sincero con los demás, pero sobre todo, con uno mismo y también, el invaluable aprendizaje que todas las experiencias de nuestra vida nos aportan.
Las cosas vividas en los últimos días, también han dejado en mi cabeza una nueva locura: la redefinición de éxito.
Según nuestra querida amiga Wikipedia, a la que siempre recurro en estos casos, ÉXITO puede significar:
- un nivel de estatus social;
- el cumplimiento de una meta/objetivo;
- lo opuesto al fracaso;
Si bien, la mayoría de nosotros podemos coincidir con la relación directa entre éxito y dinero o cosas materiales, estos días me han hecho pensar en que probablemente, no estén tan errados los que hablan del éxito relacionándolo con “amar lo que hacemos y hacer lo que amamos”.
Como les platiqué antes, por mucho tiempo fui Consultor y disfruté mucho esta etapa. Es sensacional llegar a una empresa y ver cómo, poco a poco, te conviertes en agente de cambio, llegando a inspirar a esta gente hasta entonces desconocida, a realizar cada día las cosas un poco mejor, atreviéndose a innovar y a romper esquemas.
Aprendes muchísimo de los distintos problemas organizacionales y de los “dolores” de cada una de las empresas que te toca visitar. Conoces mucha gente, muchas formas de pensar y de hacer distintas y es inevitable aprender, al mismo tiempo que enseñas.
Cuando tocas una organización y después la dejas, nunca vuelves a ser la misma, porque siempre te llevas mucha de la sabiduría de toda esta gente, además de la satisfacción de haber dejado también mucho de ti.
Y definitivamente… ¡esa sensación me fascina!
Por unas o por otras, tuve que desviar mi campo laboral hacia otro lado, pero el destino me puso de nuevo en ese camino, dándome la oportunidad además, de conocer otras cosas nuevas.
Descubrí, como me dijera Pamela el martes, mi “adicción por el micrófono” y por la comunicación, debido a que frecuentemente, somos invitadas por un amigo en común a un programa de radio; a la par de mi adicción por la escritura, que descubrí aquí con ustedes.
Hoy, puedo volver a combinar todas mis “adicciones laborales”… y ¡además cobrar por ello! Eso, irremediablemente, me tiene feliz.
Así que, en esta ocasión debo darle completa la razón a la persona que dijo que éxito es “hacer lo que amas y amar lo que haces”.
Pensándolo así, me puedo dar cuenta de que, siendo el trabajo el lugar en el que más horas de mis días paso, debo hacer lo necesario porque mi trabajo me haga feliz. Lo demás, vendrá por añadidura.
Por lo tanto, el lunes inicia una nueva aventura, de regreso a mis “raíces profesionales”. Regresa una Elena más madura, más feliz y dispuesta a luchar arduamente por lo que ella sabe ahora, es otra de sus pasiones.
Temporalmente, me mudo a una ciudad cercana a Manzanillo: Colima, la ciudad capital del estado. Me esperan allá nuevas experiencias y muchas cosas por aprender de mí.
De entrada, dormir en una nueva cama, convivir con gente distinta, conocer bien la ciudad (que aunque no me lo crean por la cercanía, no conozco muy bien)… Lo más interesante: no viviré sola, lo cual también será una nueva experiencia, ya que estoy acostumbrada a hacerlo.
Pero estoy segura, que todo ello me dejará nuevo aprendizaje, el cual estaré compartiendo con ustedes desde allá.
Para terminar, les dejo una frase del tristemente fallecido hace unos días, el cantautor argentino Facundo Cabral, quien muriera violentamente hace una semana:
“Bienaventurado aquél que no cambia el sueño de su vida, por el pan de cada día”
¡Muchas gracias por seguirnos y les mando un abrazo, donde quiera que nos lean!
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