miércoles, 6 de julio de 2011

Querido Monstruo II: Despedida... Por Elena Savalza

Querido Monstruo:

En la vida, existe el tiempo para todo: tiempo para abrir ciclos, para experimentar buenos momentos, para sufrir consecuencias y para tomar decisiones.
Cada amanecer, nos da la oportunidad de empezar un nuevo día y, al mismo tiempo, una nueva historia…
Hay historias cortas e historias largas, pero siempre he creído que el tiempo es relativo. Lo importante, es aprender de todas las cosas que te toca vivir y de la gente que por alguna razón llega a tu vida, porque son precisamente esos “eventos” que en algún momento, hasta llegan a parecer aislados, los que hacen que la vida se vuelva interesante y digna de vivirse.
Sin embargo, hay una cosa que creo que no se nos está permitido: esta es, prolongar un ciclo más tiempo del preciso.
Muchas veces, el miedo a cambiar y experimentar el dolor que todos los cambios suponen, nos hace estacionarnos en algún lugar al cual ya no pertenecemos. Olvidamos que el cambio es la única constante en la vida y nos negamos la oportunidad de vivir la vida al máximo y en todo su esplendor. Ignoramos y reprimimos todo el potencial que como seres humanos somos capaces de desarrollar, por aferrarnos a nuestro terreno conocido.
Nos negamos el don que Dios nos dio: libertad de decisión. Ponemos nuestra vida en manos de otros y nos quedamos allí, esperando que un día, por arte de magia, las cosas mejoren…
Al final, cuando prolongas artificialmente la vida útil de ese momento, de esa historia o la permanencia de esa persona en tu vida, te das cuenta que el daño resulta mucho mayor. Entonces, se empaña el propósito que Dios le destinó a ese ciclo en tu existencia…
Contigo traté. Intenté enamorarme, me empeñé en encontrar la pasión y la entrega que tanto extrañaba. Busqué mil formas para interesarme de nuevo y a veces, creía que lo lograba.
Aprendí a pintar una sonrisa en mi cara, aparentando que todo era perfecto, pero mi corazón me reclamó mis propias mentiras y me exigió despojarme del disfraz auto impuesto.
Hoy no pude mantenerlo más…
Así que me desvisto de esa indumentaria que no corresponde a mi esencia. Me quito ese maquillaje que me hace sentir artificial y ese color de cabello que no corresponde a mi tono de piel.
Así, sin disfraces de ningún tipo es que te lo digo: No quiero dañarte, pero al engañarte no te hago tampoco un bien.
Y no, no es sencillo… pero ¿quién dijo que un “adiós” lo es?
Hoy debo despedirme, porque ya no pertenezco aquí. Debo extender mis alas y buscar nuevos horizontes que me lleven hacia mi destino. Y mi destino… definitivamente no eres tú.
Me quedo con lo mejor de ti y te dejo también, lo mejor de mí.
Por lo menos te dejo, la certeza de que hice todo e intenté todo, pero algunas cosas trascienden nuestras capacidades humanas y esto para mí, ya supera mis fuerzas.
Sé que después de ti, ya jamás seré la misma. Sé que después de mí, tú tampoco serás igual…
Hay una historia que escribimos juntos y esa permanecerá, más allá del tiempo y la distancia. Algunas huellas de nuestro andar por la vida en este tiempo que compartimos juntos, jamás se borrarán de la arena de las playas que nuestros pies pisaron al unísono…
Me gustaría disculparme por mi ausencia, pero realmente la palabra “perdón” no sale del fondo de mi corazón.
Lo que sí siento, es la enorme necesidad de darte GRACIAS:
Gracias por el tiempo, por las historias, por las enseñanzas y por las sonrisas…
Deseo lo mejor para tu vida y para tu futuro. Quizá te extrañe, pero podré con eso como tú también podrás.
Que Dios te Bendiga siempre…
Ahora más cerca de ti:
En Facebook busca la página Mujeres Adictas a los Monstruos y da click en "Me gusta"
En Twitter sigue a @princesas_ind y a mi cuenta personal @elenasavalza

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos gustaría conocer tu opinión. ¿Por qué no nos dejas un comentario?