domingo, 11 de marzo de 2012

Magia Robada... Por Elena Savalza

Alguna vez leí que cuando no se puede volver hacia atrás, lo único que tenemos que hacer es concentrarnos en encontrar la mejor manera de seguir hacia adelante.

A veces Dios pone pruebas que nos parecen insoportables de llevar, simplemente para desafiar nuestra fortaleza y demostrarnos que, después de caer, por más bajo que se haya descendido, siempre habrá una nueva oportunidad para levantarse e iniciar de nuevo.

Ojalá existiera una receta infalible para que los nuevos comienzos no dolieran como duelen. Ojalá hubiera un bálsamo lo suficientemente efectivo como para que el dolor disminuyera con sólo querer. Lo cierto es que, los cambios de página, nunca me han resultado fácil. Pero sé que el quedarse por mucho tiempo leyendo los mismos párrafos, podría hacer que me perdiera de una maravillosa historia al final del libro.



Hubo una vez una Princesa que transitaba por el Camino de la Magia, sin que supiera exactamente si seguía el sendero correcto. Únicamente se guiaba por las escasas señales que le enviaba, de pronto, su corazón desubicado; ese corazón al que la Princesa tenía tanto tiempo de no escuchar, que ya le era muy complicado percibir esa voz interior que estaba allí siempre, a la espera del momento adecuado para tomar la palabra.

Pero una noche, el corazón le habló. A pesar de las fuerzas con las cuales su cabeza, sus prejuicios, su lealtad,  su miedo y su orgullo intentaron ocultarlo, allí estaba el sonido de su voz, tan claro y tan elocuente, que era imposible ignorarlo.

Su corazón le estaba diciendo esa noche, el lugar exacto donde la Magia, que por tanto tiempo buscó, se encontraba.

¿Lo sabía desde antes? Probablemente sí. Pero el sentido del deber y de la lealtad, le decían que volteara hacia otro lado, así que intentó por todos los medios callar el sonido de la voz de su corazón.

Esa Magia estaba en un lugar inaccesible para ella. Aunque era real, simplemente no le pertenecía.

Por días enteros, la Princesa se permitió sentir eso que de nuevo había encontrado e, incluso, jugó en su mente y en su corazón con la idea de que pudiera ser verdadero. Se imaginó viviendo con esa Magia por siempre. Soñaba y sonreía, por momentos, llenándose de ilusión y con la convicción de que, por más obstáculos que tuviera que enfrentar, al final del camino valdría la pena cualquier esfuerzo, si lo intentaba con fe.

Volvió a intentar sentir, volvió a intentar creer, volvió a intentar tocar con las manos el cielo: el pedazo de cielo que en ese momento Dios, la vida, el destino o sus propias elecciones y deseos, le estaban ofreciendo.

Sin embargo, el atreverse a vivir esa Magia, también significaba para la Princesa- Guerrera librar una de las más duras batallas de su vida y para la cual no estaba ni remotamente preparada. Incluso, consideraba que ni siquiera contaba con las armas suficientes para hacerlo. Solamente tenía la fe que por momentos su corazón le infundía en pequeñas dosis y la abrumadora sensación de quien sabe desde el principio que a veces, aún ganando, pierdes.

Tenía el enorme deseo de que la Magia no se esfumara, pero sabía que el desear no era suficiente.

Y se peleó con ella misma, con sus miedos, con sus prejuicios, con su falta de lealtad, con la sensación de estar robando la Magia, con el remordimiento de no estar caminando derecha, con la angustia de que el verdadero dueño de esa magia robada, descubriera el robo. Estaba peleando contra la idea de causar dolor a gente que quería mucho y de que ese daño fuera irreparable.

Todos los días se levantaba con la convicción de que tenía que dejarla ir, aunque no le gustara. Tenía que soltar esa parte de su vida y desaparecer eso que estaba sintiendo, pero no sabía cómo hacerlo.

Simplemente, su corazón estaba tan seguro de que era allí donde pertenecía, que lo único que atinaba era a decirle a su cabeza que esperara un poco más, a ver que sucedía. Por cada “no” de su cabeza, el corazón le decía un “quizá sí”. Ese acto de fe la mantuvo, por algún tiempo, esperando a que sucediera un milagro y las cosas pudieran voltearse a su favor.

Sin embargo, tenía que llegar el momento impostergable: tenía que llegar el momento de dejar de vivir en la mentira y afrontar una realidad que, por dura que le pareciera, rescataría a la Princesa- Guerrera de su prisión auto impuesta.

Tenía que tomar una decisión que no le era sencilla: luchar contra lo que quería y hacer lo que debía, lo que implicaba aceptar que el mundo y las cosas son cómo tienen que ser y que el tiempo no regresa, ni perdona.

Pero también tenía la opción de intentar vivir esa Magia Robada por el tiempo que tuviera que ser, aceptando lo inaceptable, sintiéndose viva en la mentira, comiendo con los restos del verdadero banquete. Viviendo pequeños momentos de felicidad cada día, a cambio de horas enteras de angustia, a cambio de su tranquilidad y de su paz interior y con el riesgo de convertirse en la Bruja Malvada de un cuento de hadas que no le pertenecía.

Ante ese escenario, la voz del corazón no podía hablar mucho más fuerte que la de la razón.  El camino que debía tomar estaba ya señalado: dejar ir esa Magia Robada y empezar de nuevo, recordando que cada final es un nuevo comienzo.

Así que una mañana, la Princesa decidió alejarse del lugar donde se encontraba esa Magia que no le pertenecía. ¿Fácil? No, no lo fue. Siempre existió en ella la sensación de que parte de esa Magia hubiera podido pertenecerle. Además, al alejarse tuvo que dejar ir uno de los tesoros más valiosos que la vida le había regalado durante los últimos años, pero el dejarlo ir estaba implícito en la penitencia que tenía que pagar por intentar apropiarse de algo que no le pertenecía.

¿Qué lecciones dejó esta historia en su vida? Aún le cuesta trabajo descifrarlas. Ella sigue sin entender las razones por las cuales tuvo que vivir eso, precisamente ella. Pero confía en que un día Dios y la vida le devuelvan todo lo que perdió y que las cosas regresen a su lugar…



Hoy, la Princesa intenta…

Intenta salir del agujero en el que cayó…

Intenta encontrar claridad al final del camino…

Intenta, con todas sus fuerzas, que el amor en su corazón sea más fuerte que su egoísmo y sus deseos de "saldar cuentas"…

Intenta hacer lo correcto, aunque no la haga feliz... 

Intenta que, al alejarse de la Magia Robada, ésta se multiplique en el lugar al que verdaderamente pertenece…

La Princesa bendice…

Bendice la Magia que conoció…

Bendice el lugar a donde esta magia, verdaderamente, pertenece.

La Princesa se aleja…

Se aleja con la convicción de que todas las batallas de la vida enseñan algo, incluso cuando te retiras o cuando pierdes. El reto ahora, es descubrir el mensaje que Dios le envió a través de esta experiencia.

La Princesa espera…

Espera por un cuento de hadas mucho mejor, porque sabe que a pesar de haber fallado, todos merecemos una mejor historia…

"... Y la Princesa sigue, por el Camino de la Magia, intentando conseguir que lo imposible se vuelva posible... y buscando un cuento de hadas donde no sea la Bruja Malvada, un cuento donde sea lo que es: una Princesa...”

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1 comentario:

  1. Felicidades, pues el reconocer lo que es nuestro y lo que no y los errores que se cometen es el primer paso de hacer que la magia verdadera y que sí pertenece a esa princesa llegue, sin tener que recurrir a la magia de los demás!. Y más aún te da la libertad de hacer la magia realidad!! hermoso relato!!!

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