Un nuevo día en el trabajo…
Las voces de la oficina, entre saludos, risas, gritos y cafés, hacen que el día inicie como si fuera un mercado, en tanto enciendo mi computadora.
En el fondo, una melodía me hace detener mis pensamientos y concentrarme únicamente en lo que estoy escuchando. Es la letra de una canción (Día de Suerte) de Alejandra Guzmán, que está muy de moda en este momento…. “Tengo un pobre corazón que a veces se rompió, se apagó; pero nunca se rindió…”
Pasa el día, y de pronto me encuentro en varias ocasiones cantando el mismo verso, sin darme cuenta; hasta que Lucy, mi compañera de oficina y amiga, me observa y me saca de mi divagación:
- ¿Por qué te gusta tanto esa canción, Elena?- Me pregunta Lucy…
- ¿Gustarme? – Contesto, saliendo de mi distracción - ¡Ah, ok!... Ni siquiera me había percatado que la canto a cada momento, perdón…
Pero en realidad, sí sé por qué me gusta…
Es simple: encuentro en sus líneas un mensaje de ESPERANZA. Sí, esa Esperanza que muchas veces, con el correr del tiempo, con los golpes recibidos (y en muchas ocasiones, buscados y merecidos), nos damos el lujo de perder. La Esperanza de los que habiendo caído, habiendo perdido una y otra vez; y, muchas veces habiéndonos encontrado en el sótano, aprendemos que es precisamente desde el suelo del fondo, de donde más alto se puede saltar…
Leí alguna vez que “La esperanza es lo que hace que un náufrago agite sus brazos en medio de las aguas, aun cuando no vea tierra por ningún lado” (Ovidio).
Yo la comparo con la FE: la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11:1).
Te deseo que el día de hoy, Dios y la vida te regalen Un Día de Suerte…
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