sábado, 30 de abril de 2011

Dependencias Destructivas: carta de despedida de un Príncipe para su Princesa... Colaboración Anónima

Hace no mucho tiempo en los EEUU en un lugar donde aplica la pena de muerte, ejecutaron por medio de la inyección letal a un mexicano por un delito que supuestamente él cometió. Uno de sus últimos comentarios fue: "podrán quitarme la vida, pero las ganas de vivir nunca".
La vida en ocasiones no depende totalmente de uno mismo. En el caso de ese hombre, no tenia ninguna alternativa, no podía escapar. Pero a veces la gente es presa de su propia cárcel mental.
¿Y qué es una dependencia destructiva?: es cuando yo mismo permito que alguien controle lo que hago, que decida por mi aun sin que supuestamente yo lo permita. En fin, que esa persona determine qué debo, puedo y quiero hacer.
Uno no reconoce normalmente que así sea. Uno jura que es libre y que todo lo que uno hace es decisión de uno mismo.
Primero, debo aceptar que me quiero, que soy lo más importante en mi vida y que no importa lo que piensen o sientan los demás por mi, primero esta mi felicidad.

Segundo, debo tener determinación sobre cómo quiero vivir, debo hacer a un lado lo que me estorba, ya que la otra persona siempre va a querer estar controlando la situación.

Tercero es accionar;  el preso no podía decidir entre salir libre o no; no tenía opciones. Pero yo no me puedo quedar cruzado de brazos cuando digo que quiero un cambio en mi vida, no me puedo permitir seguir dependiendo de terceras personas para crecer,  no me puedo permitir engañándome creyendo que la gente cambia tan solamente porque tengo fe en que va a cambiar.
Y si descubro que alguien me daña, me largo, me alejo, me desaparezco, me esfumo, me pierdo, me voy…
Es simple; tengo que cortar esa dependencia. Limpiar lo que es basura, romper el esquema absurdo de que debo hacer las cosas como me han enseñado. Dejar de chantajearme a mi mismo con eso de “¡pobrecito de mí, como sufro, soy el tapete písenme, písenme!”...

Soy el amor de mi vida. A partir de ahora no dependo de nadie más que de mi mismo para disfrutar la vida, pero lo hago por amor a mi mismo, porque en realidad me quiero y no puedo permitir que nadie decida mi sentir ni mi pensar.  Eso es libertad.

Y cuando soy libre entonces empiezo a ver a mi alrededor y me doy cuenta que también hay belleza, que no todo son broncas, que empieza a florecer dentro de mi la paz, que algunas cosas me inspiran ternura, que cada amanecer es otra oportunidad para crecer.

Y sigo descubriendo cosas que estaban ahí pero que no las podía apreciar por tener los ojos cerrados ante una supuesta realidad de la cual no me podía escapar. Y entonces empiezo a disfrutar la vida, empiezo a saborear de nuevo ese rico café.
Voy redescubriendo que mis ideas pueden también ser vulnerables, que a veces me puedo equivocar, pero que debo darme permiso de equivocarme, y aún así no pasa nada. La vida sigue y yo con ella disfrutando de mi café.
Poco a poco voy reconociendo que tengo derecho a amar, y que otros tienen también derecho a amarme, que así como alejo de mi a quien no quiero, debo aceptar que se acerque a quien si quiero.
Pero para entonces ya habré logrado comprender el verdadero sentido de la vida,  que es en realidad goce, disfrute, placer. Quizás habrá alguna pena, pero también es parte de la vida misma, mas no significa que deba yo vivir penando. Los problemas no son más que tropiezos que nos sirven para crecer.
La vida es tan simple pero nosotros la hacemos compleja, hay belleza en todas partes sólo que la belleza es muy subjetiva y eso es lo más interesante. Aquí lo importante es que cada quien disfrute esa belleza a su manera.
Te confieso que hace muchos años cualquier cosa me deprimía. Pero un buen día entendí que no podía seguir chantajeándome so pretexto de que las cosas tenían que ser a mi manera. Y entendí que tenía derecho a equivocarme, pero también que debía reaccionar rápido.

Ahora no se en verdad si hago o no lo correcto, tan solo me dejo llevar por el momento, dejo fluir la vida,  trato de analizar menos y disfrutar mas. Me levanto y lo primero que veo cuando salgo a la calle es el cielo, cuando es de mañanita me detengo unos segundos y observo el firmamento y veo las estrellas, luego respiro profundo y siento como entra el aire fresco en mi cuerpo.
Disfrutar la vida es desvelarme escribiéndote esto porque si no lo hago ahora mañana no sé si me anime.
Esto no es una clase de motivación ni nada que ver,  es simplemente querer transmitirte que mi vida no es perfecta, pero que yo la hago a mi manera y que trato de compartirla con mis aciertos y errores con las personas que aprecio.
Yo creo firmemente que Dios existe, aunque no me apego a las religiones,  me ha dado por estudiar las diferentes creencias religiosas, pero no me convencen los planteamientos que tienen, sobre todo cuando se trata de que casi todas siembren miedos para mantener cautivos a sus seguidores. Pero entiendo que es de respetar cada idea o planteamiento de la gente y con eso no me meto.
También creo en el Amor y en la pareja pero considero que como tú bien dices no tienen porque estar hermanados, y en efecto, hay muchas parejas sin amor. Pero el amor como tal es algo tan lindo y tan complejo que a veces nos desequilibra y nos da miedo, y a veces tratamos de suprimirlo, de encubrirlo, de evitarlo, pero es algo que tarde o temprano sale, así como sale el sol después de la noche y nadie lo puede evitar.
Cuando uno madura, se da cuenta de que no hay razón para negar algo tan sublime y que no hay nada que se compare al placer de sentir lo que se siente junto a la persona amada y ahí se pierde la razón y el intelecto deja de funcionar.
Sabes, fue muy lindo y reconfortante saber que de alguna forma he estado presente en tu vida, pero si digo que las dependencias destructivas son cosas que uno permite que se den entonces debo sostener con pruebas lo que digo, sino, soy incongruente entre mi decir y mi accionar.  Por tanto y para no entrar en discusiones he tomado una decisión muy linda, que creo que me va a facilitar mi accionar en la vida.
Te doy las gracias por haberme permitido compartir un poquitito de mi forma de pensar, también te agradezco enormemente la oportunidad de volverte a ver y saber de ti, en verdad ha sido una gran emoción la que sentí cuando me contactaste en el FB, y sobre todo porque fue el parte aguas para poder sacar un sentimiento que tenía ahí guardado durante mucho tiempo y que por tonto no pude expresar en su momento. Pero eso no tiene importancia, después de todo solamente yo sé lo que sentí por ti.
Agradezco a Dios la oportunidad de coincidir en este mundo y en este tiempo contigo.
Suena a despedida pero tal vez en algún otro tiempo volvamos a coincidir, eso solamente el tiempo lo dirá.

Creo que no puedo decir adiós, sino hasta siempre…

viernes, 29 de abril de 2011

"Mis metas"... Por Elena Savalza

Hola a tod@s, espero que estén list@s para un nuevo día de trabajo, familia, vacaciones o qué sé yo…
Después de reconocer a mi último monstruo, me estoy tomando un break para reflexionar sobre él, pero la realidad, es que me han pasado muchas cosas buenas en estos días. Sin embargo, en cuestión trabajo ha sido una semana particularmente difícil, por lo que mi mente ha estado concentrada en esto y realmente no me ha dado tanto tiempo de escribir como quisiera, porque he llegado a mi casa con la cabeza en cualquier lado menos aquí.
Les cuento que, además, un buen amigo me ha estado impulsando para escribir sobre otros temas en el ámbito profesional, por lo cual mi concentración como “escritora” ha estado enfocada en esto. Ya pronto les estaré contando de esta nueva aventura.
Sin embargo, para no dejar de alimentar mi cabecita con cosas buenas y cumpliendo con el sagrado deber que adquirí desde que escribo para ustedes, el de “compartir”, les comparto este poema de Virginia Satir, que se titula Mis Metas, que espero les guste tanto como a mí …
Gracias por seguirnos leyendo y los dejo con Virginia Satir


Mis Metas
“Quiero amarte sin aferrarme,
Apreciarte sin juzgarte,
Unirme a ti sin invadirte,
Invitarte sin exigirte,
Dejarte sin sentirme culpable
Y ayudarte sin ofenderte.
Si puedo obtener de ti el mismo trato,
Podremos conocernos verdaderamente
Y enriquecernos mutuamente…”

martes, 26 de abril de 2011

MONSTRUO #3: Conociendo al poderoso enemigo llamado Egocentrismo… Por Elena Savalza

-“La verdad es que ya no estoy triste. Sé también que no puedo estar enojada, porque reconozco ampliamente que no hay motivos para que lo esté. Pero aún no puedo creer que me haya rechazado. No entiendo por qué ni siquiera por sexo me buscó…”- Le comentaba a Chuy cuando me llevaba a casa, refiriéndome por supuesto, al Príncipe que no fue
-“Quizá, - continué en tono de broma- haya solamente una cosa para sentirme mejor: una sesión de sexo con un patán, de esos de los que ninguna mujer con cerebro se enamoraría, pero que son divinos en la cama…”
- ¡Estás verdaderamente loca si piensas que ese niño (refiriéndose al Principito), es la persona ideal para que hagas tus fechorías!... Tremendo ego el tuyo, mamacita, que te hace pensar que este tipo de cosas, te harán sentir mejor…”- Respondió Chuy antes de que le diera un beso en la mejilla y me bajara de su coche.
El diálogo con el que comienzo esta entrada, lo tuve en la madrugada del sábado ante pasado, cuando regresaba de la fiesta de Arali.
Jesús es un escaso ejemplar de Príncipe Amigo, de esos que te escuchan y te entienden como lo hace una amiga; pero también te cuidan, te consienten, te abrazan y se convierten en los más fieros al defenderte, como lo haría un Príncipe por su Princesa. Verdaderamente, me considero afortunada de tenerlo como amigo.
Desde hace más de dos semanas, cuando derramé mis últimas lágrimas en el coche de Ámbar (ver entrada El Príncipe y su Armadura II: La noche del sábado), caí en la cuenta de una realidad: tengo un enorme defecto en mi carácter que me ha hecho sufrir tremendamente en los últimos tiempos, se llama egocentrismo.
Les confieso que desde ese día, he tratado de escribir sobre el tema y no he podido concretar nada hasta hoy. Lo primero que ha venido a mi cabeza es que me cuesta muchísimo trabajo distinguir en dónde termina la autoestima para dar paso al egocentrismo.
Autoestima… sí, quererme a mi misma. Creo que me quiero. Cuido mi cuerpo, me arreglo, soy una chica segura de mí misma y reconozco ampliamente mis capacidades. De pronto, hasta puedo culpar a mi signo zodiacal, Leo, en ser “el rey del zodiaco” y líder por naturaleza, por lo cual está determinado desde el complot de los astros, el que en muchas ocasiones llame la atención más de la cuenta. Tiene lógica… ¿o no?
Pero entonces, ¿qué papel está jugando el egocentrismo en mi colección de defectos de carácter?
Haciendo uso de mi memoria reciente, me doy cuenta por ejemplo, en mis relaciones laborales, que muchas veces se me ha criticado por “tratar de sobresalir” y por no poder trabajar como equipo con todos, por percepción de los demás de mis aires de autosuficiencia. No me ha sido fácil moldear esta parte. Incluso, una vez uno de mis jefes me dijo que “tratara de sustituir al hablar el yo por el nosotros”. Ni siquiera había caído en la cuenta de que me la pasaba hablando de mí…
Lo que sí es cierto, es que recientemente ha habido una constante en mis “interacciones con el sexo opuesto”. Soy demasiado susceptible al rechazo, simplemente no lo soporto.
Siempre he estado acostumbrada a obtener la atención del chico que me ha dado mi gana. Cuando alguien me gusta, difícilmente me quedo con las ganas de tenerlo conmigo. Ha sido como una compulsión, porque incluso, ha habido ocasiones en que me ligo a un chico y después ni su nombre recuerdo y, obviamente, esto lo hago cuando hay un público al que pueda presumir de mis hazañas. Pocas de estas relaciones han sido duraderas debido a que a pocos de estos chicos he tomado en serio, como Príncipes con potencial. Mis decisiones me han llevado también a coleccionar una larga lista de especies distintas de Sapos.
Pero de verdad… ¿los Sapos son ellos? … ¡Auch! Me hubiera gustado que La Condesa, hubiera agregado a su descripción de la Mujer Sapo, algunas especificaciones sobre el egocentrismo que existe en su personalidad. Sin embargo, creo que la realidad es más que evidente y salta ante mis ojos: el centrarme en mis necesidades, mis gustos, mis caprichos, mis deseos… ha hecho que tire por la borda algunas buenas oportunidades de estar con un verdadero Príncipe.
Así es. Reconozco al enemigo: se llama egocentrismo y significa centrarme en mi misma y en que solamente mis necesidades son importantes, mis ideas tienen valor, mi historia es la digna de contarse, mis problemas son los más grandes, mi, mi, mi….
Pero ¿qué pasa cuando una egocéntrica cree haber encontrado el amor? Sencillo: espera que el Príncipe esté allí, para cumplir con sus expectativas… a sabiendas, de que en muchas ocasiones no podrá alcanzarlas, porque está esperando más de lo que de verdad puede una persona dar.
Y, obviamente, al ser los estándares son demasiado altos, en muchas ocasiones, termina haciendo huir al Príncipe, convirtiéndolo en Sapo. Entonces busca desesperadamente el consuelo en las ancas de otro sapito, para no reconocer a su yo herido ante la idea del rechazo…
El monstruo del egocentrismo, también provoca en quien lo padece, conductas como la adicción al control, al ligue (y al sexo fácil en muchas ocasiones), impaciencia y querer que las cosas se hagan siempre conforme a sus planes…
Es completamente devastador para un egocéntrico, ceder una pizca del control tan merecido y ganado, según sus conceptos. Pero sin duda, lo peor que puede pasar, es que alguien se atreva a no querer seguir contigo…
Es por eso, que recientemente sufrí tanto por Don Sapo, quien se atrevió a irse cuando él quiso y no cuando yo lo decidiera. Es por eso, también, que ahora me cuesta tremendo trabajo  asimilar que no le gustaba tanto al Príncipe que no fue… Y si, el dolor del ego, duele más que el del corazón para un egocéntrico. Es muchísimo peor que te rompan el ego, a que te rompan el corazón; sin embargo, es sumamente complicado distinguir cuál dolor es cuál…
En estos días, he dado pasos importantes contra él. El primero, fue reconocerlo; el segundo, el reconocer que además de mi lado cínico y divertido, también tengo mi lado cursi. Porque ustedes no lo saben, pero me costó mucho trabajo publicar el poema de “Cuando ya no piense en ti…” debido a que se contraponía por completo a mi auto imagen de Mujer Sapo.
Sé que este terrible monstruo vive conmigo. También sé que ningún Príncipe va a llegar con su espada en su hermoso caballo blanco a rescatarme de él. La única que puede ponerle un “hasta aquí” soy yo misma… Y honestamente, reconozco que aún no descubro cómo. Lo que sí sé, es que no voy a quedar a la mitad de la batalla y que espero encontrar pronto la forma de erradicarlo…
Ya les contaré cómo me va en mi batalla contra el Ego...

martes, 19 de abril de 2011

La noche en que morir no fue una opción... Colaboración anónima

Amanecí en una cama distinta a la mía. No hay nada de extraño en eso, ya que después de haber perdido al último hombre del cual me enamoré verdaderamente, el amanecer en brazos distintos, ha sido una constante en mi vida, una compulsión casi imparable…
 Sin embargo, el día de hoy no es como una mañana cualquiera después de una de tantas noches. Hoy mi cuerpo tuvo un precio… y se pagó con billetes de alta denominación, que conservo hoy en mi cartera.
 Ayer, mi “amiga” me invitó como tantas veces a una fiesta, pero esta fiesta no era como tantas otras.
 Había champagne del mejor, comida, bebida y todo tipo de excesos en la lujosa casa a la orilla de la playa.
 No era la única chica de mi edad que estaba allí… Era extraño: había hombres mayores y mujeres jóvenes (incluso más que yo) tan “complacientes” que hasta parecía que lo disfrutaban. De pronto, mi amiga me presenta a uno de ellos, el más feo y viejo de todos… pero también, al que todos, sin excepción, trataban con servilismo excesivo y llamándolo “Señor”…
 Definitivamente, él era el jefe
 Tardé bastante en reaccionar, cuando mi “amiga” me pidió mi bolsa, la cual no volví a ver hasta hoy en la mañana, incluyendo entre mis pertenencias mi celular y mis llaves.
 De pronto, todo me pareció demasiado claro. Las bolsas cruzadas en el pecho en los hombres que estaban allí, las extrañas llamadas por nextel que todos hacían, las caras de expectación y los paquetes misteriosamente envueltos, no dejaban lugar a duda: había por lo menos 6 narcotraficantes a mi alrededor y por obvias razones, estaban armados y estaban escondiéndose…
 Sin celular, sin mis llaves, sin dinero, sin poderme acercar a mi “amiga” porque el jefe me había elegido a mí para acompañarlo, era muy poco lo que podía hacer…
 Podía gritar, podía tratar de salir corriendo, pero ¿cuánto tiempo pasaría para ser alcanzada por esos hombres que lo menos que querían era un escándalo que los pusiera en la mira de sus tantos enemigos o de la policía?... No, huir no era una opción; negarme a “acompañar” al jefe, tampoco lo era…
 Y fue así, como sus labios comenzaron a besarme, mientras yo trataba de no respirar por la repulsión que su aliento me provocaba, aunado al asqueroso  resoplido de su nariz…
Sentí con asco su lengua dentro de mi boca y traté de pensar en otra cosa. Después casi lo consigo, cuando comenzó a tocar mis pechos y desabrochar mi blusa en la sala de la casa…
Me llevó a su habitación, me recostó en su cama. Me quitó la ropa y se subió en mí, entrando una y otra vez, pidiéndome que me moviera como si lo estuviera disfrutando
No lo disfrutaba propiamente, pero por alguna razón fisiológica mi cuerpo lubricaba y el sentirlo adentro no era tan desagradable como podría imaginarlo… o quizá si, pero tampoco tenía opción de hacer nada distinto a lo que estaba haciendo en ese momento. 
De cualquier manera, esa tortura que iniciaba y terminaba en ese momento, se repetiría una vez más solamente en el resto de la noche…
Y entonces vino “la mañana siguiente”… y al comprobar la asquerosidad de su cuerpo desnudo que estuvo encima del mío y dentro del mío, solamente pude sentir ganas de volver el estómago y restregarme el cuerpo con jabón en la regadera con agua caliente, esperando que quitaran cualquier rastro de lo que fue la peor noche de mi vida.
Me vestí y él ya estaba despierto… “Te volveré a llamar, no lo dudes. Has sido fantástica…” Sonrío fingidamente cuando me abraza y entonces, viene de mis labios la frase que no olvidaré:

-          “Necesito dinero, ¿cuánto vas a darme?”.
-          “Estaba listo para eso” – contestó al tiempo que abría su cartera y sacaba una cantidad de dinero equivalente a lo que yo ganaba en una quincena.

Salí de la habitación y mi bolsa estaba en la sala. La tomé y huí, lo más rápido posible, sin voltear atrás, consolándome con la idea de que el sacarle unos billetes era mucho mejor que haberle permitido abusar de mí como lo hizo. Y también, mucho mejor que haber terminado muerta, en una noche de fiesta…
Era una decisión de supervivencia, de la cual no estoy orgullosa. Pero como tantos otros errores en mi vida, la asumo con valentía, sabiendo que morir tampoco era una opción…

"Y de pronto un día de suerte"... Por Elena Savalza

Un nuevo día en el trabajo…
Las voces de la oficina, entre saludos, risas, gritos y cafés, hacen que el día inicie como si fuera un mercado, en tanto enciendo mi computadora.
En el fondo, una melodía me hace detener mis pensamientos y concentrarme únicamente en lo que estoy escuchando. Es la letra de una canción (Día de Suerte) de Alejandra Guzmán, que está muy de moda en este momento…. “Tengo un pobre corazón que a veces se rompió, se apagó; pero nunca se rindió…”
Pasa el día, y de pronto me encuentro en varias ocasiones cantando el mismo verso, sin darme cuenta; hasta que Lucy, mi compañera de oficina y amiga, me observa y me saca de mi divagación:
-          ¿Por qué te gusta tanto esa canción, Elena?- Me pregunta Lucy…
-          ¿Gustarme? – Contesto, saliendo de mi distracción - ¡Ah, ok!... Ni siquiera me había percatado que la canto a cada momento, perdón…
Pero en realidad, sí sé por qué me gusta…
Es simple: encuentro en sus líneas un mensaje de ESPERANZA. Sí, esa Esperanza que muchas veces, con el correr del tiempo, con los golpes recibidos (y en muchas ocasiones, buscados y merecidos), nos damos el lujo de perder. La Esperanza de los que habiendo caído, habiendo perdido una y otra vez; y, muchas veces habiéndonos encontrado en el sótano, aprendemos que es precisamente  desde el suelo del fondo, de donde más alto se puede saltar…

Leí alguna vez que “La esperanza es lo que hace que  un náufrago agite sus brazos en medio de las aguas, aun cuando no vea tierra por ningún lado” (Ovidio).
Yo la comparo con la FE: la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11:1).
Te deseo que el día de hoy, Dios y la vida te regalen Un Día de Suerte…

lunes, 18 de abril de 2011

Advertencia: Nada es lo que ellos quieren... Por Fernie Cooper

Al principio pensaba que ser inteligente era lo más importante, hasta que me di cuenta que poco valía serlo a los ojos de los hombres. Después, siendo  fea, pensé que la belleza era la llave. Sin embargo cuando me convertí en lo que soy, me di cuenta que mi cuerpo no era el adecuado. Entonces supe que un buen cuerpo valía más que una cara bonita y me esforcé por llegar a mi peso ideal a fuerza de dietas y gimnasia.

Pensé que ser sana, saludable, culta, viajada, pensante, intelectual, no tener divorcios sobre mis espaldas, ni hijos de soltera, ni ex molestos, ni dramas personales, serian el password a la aceptación de cualquier hombre sensato. Sin embargo era muy seria, entonces me hice más divertida y me esforcé por encontrarle la gracia a conversaciones que en otros momentos me hubieran provocado hacerme un harakiri.

Faltaba un detalle: tenia que ser buena en la cama. Y sí, los hombres se atan a la pata de tu cama mas rápido que a una libreta de matrimonio. Y lo fui…y fui eso y mucho más.

Y ahora, cuando había encontrado todos los passwords resulta que nada de esto sirve. Y me dejan a un lado, cuando en otro momento no dudaron en elegir a una enana con mas tetas que espalda y cuya indumentaria nos recordaría sin mayor esfuerzo a las chicas que deambulan por la zona roja de cualquier metrópoli. La misma que tiene menos clase que un ladrillo, de sexualidad dudosa y la  moral tan limpia como un mar con derrame de petróleo. Una tipa con hijos que tuvo a los 15 años… y con los cuales ahora va a las discos.

Y él lo admitió, me dijo: " Esta bien, sí, vos sos bonita y tenés mejor cuerpo… y todo lo demás. Pero algo le debo haber visto a ella y no me importo que tuviera esa " facha" como decís vos. Sos tan superficial que me resultas repulsiva."

¡Exacto! algo vio en ella que no vio en mi, algo que me dejó abatida después de la contienda hace meses y que hoy con esa frase apuntando a mi yugular, vuelve a hacerme sentir como una idiota. Sacude de raíz mi autoestima, desbarata todo sentido de lógica en mi corazón. Pero ¿qué digo? Si el corazón no tiene lógica y aunque mis amigas lo odien con la misma fuerza que un tsunami, mi ceguera era tal que lo acepté todo… Y termine convirtiéndome en una triste caricatura de todo lo que jamás quise ser… Y me dejé subestimar y traté de comprender lo incomprensible y perdonar lo imperdonable.

Y ahora estoy aquí… yo, la superficial, la repulsiva, la loca de remate, que ayer cuando escuchó la estúpida pregunta tardíamente hecha y con cierto dejo de ironía:" Pero Fer... ¿vos querías ser mi novia?" … no supo si reír ante tamaña estupidez o llorar hasta quedarse sin lágrimas. Y que hoy, con toda la furia que contiene el enojo con uno mismo, aún enfrento el mundo con una sonrisa…porque nadie tiene la culpa de mi idiotez…

domingo, 17 de abril de 2011

"Princess Having Fun!"... ¡por eso adoro el Boras!... Por Elena Savalza

Hola a todos, quiero informarles que a lo largo de estos meses en los que los hemos hecho partícipes de nuestras travesuras, penas, decepciones y también de muchas alegrías, hemos aprendido  una valiosa lección: los buenos momentos, si bien pueden ser muchos, también son demasiado cortos, así que hay que documentarlos y compartirlos, para hacerlos más duraderos.
En un principio, pensamos en tomar solamente la típica fotografía facebookera (sí, la auto foto, que sale toda fuera de marco, pero normalmente con tu mejor sonrisa). Pero creo, que algunas cosas valen la pena ser contadas.
Con esta idea en la cabeza, es que comenzamos esta crónica de lo acontecido el fin de semana que por cierto, estuvo lleno de fiesta, sorpresas y diversión…
Viernes por la noche:
Wendy, desde la Guadalajara Hermosa, estaba padeciendo tremenda depre sapera, la cual era consolada a larga distancia vía nextel (¡Bendito Dios por la tecnología!), por Ámbar. Dicha crónica se define ampliamente en la entrada Decisiones del Corazón.
Ámbar, desde el bello puerto de Manzanillo, había declarado desde temprana hora su elección por “hurañear” y quedarse en casa, para descansar de una ajetreada semana de trabajo. Dicho sea de paso, esto ayudó bastante para que pudiera apoyar a Wendy en sus momentos difíciles.
Elena (esa soy yo), la Princesa Rebelde, también en Manzanillo, tenía su compromiso con la socialité por cuestiones de trabajo, el cual era ineludible. Sin embargo, sabedora de que “mientras más corriente más ambiente”, se deshizo en cuánto pudo y cómo pudo de cumplir con dicha representación, para asistir a la fiesta de cumpleaños de Arali.
Al llegar a la fiesta, fue un gustazo enorme encontrarme con mis antiguos compañeros de trabajo y muchos amigos queridos. No hay forma de verlos sin que recuerde todos los buenos momentos y realmente, a pesar de que hace más de un año que no convivo con ellos diariamente y de que algunos se van y otros llegan, sigo sintiéndome en ese lugar, como si estuviera en casa.
Transcurría la noche con un asado riquísimo, entre bromas, cervezas, Malibú y frases célebres y memorables que en antaño hicieran nuestros días de trabajo más llevaderos. De pronto, me acerco al asador y veo un chico que hasta ese momento, era para mí un completo desconocido, el cual sin embargo, mostraba muchas atenciones conmigo.
Arali, se percata de que interactuaba con el desconocido en cuestión, cuando haciendo gala de sus dotes de anfitriona, me presenta con él.
Pronto comenzaría la hora del baile. Debo confesar que tengo 2 pies izquierdos y que bailar definitivamente no es mi hit (aunque por mi espíritu fiestero todo mundo piensa lo contrario).  Sin embargo, el desconocido en cuestión (que en ese momento ya sabía su nombre), se ofreció cortésmente a enseñarme todos los pasos de la quebradita.
Así que, aprovechando a mi maestro gratis de baile, comienzo a bailar con el Principito (lo llamaremos así por el momento), al principio asustada por sus pasos y quebradas extravagantes, pero después bastante confiada, pues sus brazos, su espalda y su estatura, eran más que suficientes para que yo no tuviera peligro de caer al piso en el intento por aprender a bailar.
En eso, el Principito pasa de ser “atento” a ser… digamos… un Sapo depredador. ¡Sí!... el niño comienza a hacerme preguntas ligueras (ya saben, el “estudias o trabajas” o el “tienes novio”, etc.). Percatándome de esto, no puedo evitar seguirle el juego y comenzar a coquetear con él (Lo siento, mi mujer sapo es demasiado fuerte aún en mi personalidad).
Avanzaba la noche entre la insistencia del Principito y las miradas protectoras (y hasta un tanto celosas) de mi querido amigo y casi hermano Chuy que a cada momento volteaba a ver cómo el niño me abrazaba mientras bailaba y de cuando en cuando se acercaba a preguntarme si estaba bien o en qué momento quería que me lo espantara (siempre cuidándome mi amiguito, por eso lo adoro).
En un momento, se termina la cerveza y nos toca ir por más. El Principito hace la “movida maestra” de arreglar que yo me fuera con él en el asiento trasero del coche. Yo hago como que no me doy cuenta y me voy con los chavos por más cerveza. En el trayecto, comenzamos a cantar y el Principito comenzó a ponerse romántico, cantarme al oído, etc., mientras el otro chico que iba con nosotros, hacía su parte también preguntándome si podía llamarme entre semana.
Cuando ambos me enfadan, les digo:
-          A ver Mis amores, antes de continuar de Don Juanes conmigo, muéstrenme sus credenciales de elector, necesito saber sus fechas de nacimiento para erradicar cualquier cargo de conciencia.
Ambos sacan sus credenciales. El chico que venía conduciendo ostentaba en su fecha de nacimiento el año 1987. “Es un nene” pensé. Pero, mi sorpresa vendría cuando el Principito saca su credencial y leo su año de nacimiento: 1991.
¡Sí! En un momento me estaba convirtiendo en una harpía asaltante de cunas…
Le comento, con la mayor sutileza posible, lo siguiente:
-          Mi vida, para mí es un halago que un niño tan lindo como tú, esté tratando de conquistarme por el motivo que sea. Pero, ubícate por favor… ¡Te llevo casi 10 años!
-          ¡A mí no me importa! – me contesta enojado el Principito – Te aseguro que si me das la oportunidad, no vas a arrepentirte… Sé hacer muchas cosas que te harán sentir muy bien…
Demasiado tentador… Imaginen mi cara de buitre al ver a un chavito bastante bien formadito, con la energía de un adolescente… prometiéndome cosas que me harían sentir muy bien…
Sin embargo, decidí no tentar al destino. Contra todos los pronósticos y la oportunidad de un “encuentro fácil”, le pedí a Chuy que me llevara a mi casa. 
No sé cómo hizo el Principito, pero consiguió mi teléfono. Al momento de escribir esto, llevo 4 llamadas perdidas, 2 recibidas y un mensaje de texto de él, insistiendo en que quiere “volver a verme” para demostrarme que la edad no importa y que puede hacerme sentir tan bien como cualquier hombre mayor.
¡Qué tal! ¿Se avientan?... Yo lo estoy considerando seriamente….
¡Llegó el sábado!:
Desvelada por el arribo a casa a las 4 am, me levanto a trabajar. Día relajado en la oficina y yo, con la autoestima por las nubes después de que el Principito me hiciera la noche y de ver su insistencia por teléfono. Decido ponerle un post a Ámbar en el Facebook, convocando a seguir la fiesta. Sí, nos iríamos a comer a la Kamelia… y quién sabe, ese lugar suele darnos bastantes sorpresas en cuanto a diversión.
Pero, obviamente la fiesta no podía parar allí. Con tremenda actitud de festejo, Ámbar y yo decidimos continuar en la noche “triunfando como las grandes”, en nuestro lugar consentido de Manzanillo, el Bora´s.
Debo decirlo, mi amiga se veía tremendamente bien con su mini vestido verde militar y sus súper ojazos.
Llegamos al bar y tomamos una mesa doble, a la espera de que Zahamara se animara a ir con nosotras y esperando también a nuestro amigo Erick. Extrañamos un poquito a Polo, nuestro mesero consentido en el Bora´s, que por suerte un poco más tarde se acercó a saludarnos, ya que iba llegando.
Transcurría la noche entre temas picantes y actualizaciones de chismes, cuando un par de chicas se nos acercan a preguntarnos si podían sentarse con nosotras en la mesa. Esto no hubiera sido ningún problema, si no es porque una de ellas era, precisamente, una de las mejores amigas del ex Sapo más reciente de Ámbar (referencia: leer entrada Volviendo a Empezar). 
Sabía que a mi amiga no le gustaba nada la idea, pero el Bora’s estaba lleno, así que, al confirmar que Zahamara y Erick no llegarían, les hablé a las chicas para que tomaran la mesa, pero no la separaron, si no que se sentaron con nosotros.
Después de 2 o 3 comentarios en donde Ámbar hacía visible su incomodidad ante la situación, se me ocurre decirle “por favor, ya suéltala, no permitas que arruine tu noche”.
Justo al comentar esto, volteo hacia la puerta y venía entrando una chica que es compañera de trabajo y amiga de El Príncipe que no fue (si, el mismo que no se quitó la armadura y que decidió tomar “la tercera opción”, mayor referencia ver entradas El Príncipe y su Armadura I, II y III). Al hacer mención de esto, Ámbar me regresa la estocada comentando en tono sarcástico “por favor, ya suéltala, no permitas que arruine tu noche”: ¡Touché!
Cuando ni siquiera habían pasado 5 minutos de esto, la vida me recuerda entonces eso de “ten cuidado con tus deseos, porque pueden hacerse realidad”. Sí, la energía, la atracción, lo que ustedes quieran llamar, me jugaron una mala pasada: el Príncipe que no fue hace su flamante aparición en el bar…
-          ¡Oh por Dios! – comento nerviosa – Ámbar, ¡mira quién acaba de llegar!…
Ámbar voltea a verme entre divertida y sarcástica y me dice: “recoge tu lengua porque te la vas a pisar”. De inmediato comenzamos a correr apuestas. Yo aseguraba que se quedaba y que ni siquiera me saludaría, Ámbar aseguraba que me saludaría pero que no se quedaría.
Me volteo hacia la playa, tratando de hacer como si no hubiera notado su presencia y con la esperanza de que las olas del mar reventando me quitaran el nerviosismo que sentía en ese momento, cuando siento la fuerza de su mirada. Ya me había visto y me estaba viendo. Así que no tuve más remedio que voltear…
Al cruzar nuestras miradas él intenta sonreír y me levanta la mano en señal de saludo. “¡Maldita sea, me encanta cómo se ve con esa camisa!”, pensé. Respondo en la misma forma el saludo, con una sonrisita nerviosa y levantando un poco la mano. Estaba tratando de digerir esa mirada, cuando sin más ni más, se acerca a la mesa y me saluda con un beso en la mejilla, al tiempo que le da la mano a Ámbar.
Intercambiamos 2 o 3 frases, las cuales ni siquiera recuerdo, pero así como llegó se fue. No solamente de nuestra mesa, también del bar.
Ámbar había ganado la apuesta. Y en mi cabeza, solamente la frase del poema que escribí hace unos días (“Cuando ya no piense en ti”):
“Si un día, cuando ya no piense en ti, llego a encontrarte por casualidad, no me desvaneceré ni enrojecerán mis mejillas. Te sonreiré, te saludaré como quien saluda a un amigo querido… y seguiré mi camino sin voltear hacia atrás y sin volver a pensar en ti…”
Transcurrió la noche y hubo de todo. De hecho, puedo decir que estuvo extraña pero bastante divertida. Una pelea entre turistas (el Bora’s es frecuentado casi siempre por la misma gente y nos ubicamos perfectamente, por lo cual, nunca sucede nada fuera de lo común y, al ser clientes frecuentes, tanto los meseros como los de seguridad nos protegen y nos cuidan, como el fin pasado, de los tipos que se quieren pasar de listos), otro turista que se vio lindísimo al protegernos del pleito que se llevaba a cabo justo en nuestra mesa, un poco de sangre y al final, todo volvió a la normalidad.
Este incidente, sin embargo, nos cambió la noche para bien. Las chicas a las cuales Ámbar tuvo tanta aversión en el principio, terminaron consiguiéndonos cervezas gratis con los rijosos. Yo veo de lejos a nuestros guaruras de la semana pasada (si, los amigos del Muñequito) y les hablo reclamando “dónde estaban cuando los necesitábamos”. De inmediato, los chicos nos llenaron la mesa que en un principio era sólo para 2, con más de 7 personas, entre ellos un chinito que no medía ni siquiera 1.50 m, pero que se subió a bailar a nuestra mesa, ganando la simpatía de todos los asistentes al bar y el apodo del “Tachidito”.
La banda se esmeró tocando rock clásico. La Cuca, Panteón Rococó, El Tri, El Gran Silencio, La Maldita Vecindad, Caifanes, Plástico, Ganja y hasta Maná, hicieron su aparición a través de las voces de los chicos de La Tostada de Pata.
La euforia colectiva de nuestra mesa, se extendió por los asistentes cuando empezamos a pedir a coro que la banda tocara “Ámbar” y “Caminando”. Bailamos, cantamos a todo pulmón y nos la pasamos genial con nuestros improvisados amigos que llenaron nuestra mesa.
Al final, las últimas canciones que tocó la banda, fueron precisamente las que estábamos pidiendo. Estaba yo cantando y bailando con todo el corazón y la energía que podía, las primeras frases de “Caminando”… “Ya estoy aquí parado esperando subirme a ese barco, estoy viendo hacia el mar y veo caracolitos volando…”  cuando en el “no hay, no hay prisa de llegar…”  vuelvo a sentir esa mirada que 3 horas antes pudo haber arruinado mi noche: sí, él regresó.
Sentí como se me quedaba viendo al bailar, mientras yo cerraba los ojos y disfrutaba de una de mis canciones favoritas, haciendo como si no lo vi. De nuevo, en el momento de bailar, volteo hacia el mar para ocultar mi nerviosismo; y funcionó, porque al dar de nuevo la cara hacia la barra, él había desaparecido…
La banda había terminado de tocar, así que decidimos irnos, no sin antes despedirnos de nuestros ahora amigos frecuentes (los guaruras) y las nuevas amigas (sí, las que Ámbar no quería en la mesa), así como de todos los que estaban en nuestra mesa y las mesas de alrededor que interactuaron con nosotros como si nos hubiéramos conocido de siempre.
Nos subimos al coche, contentas por la divertida noche que habíamos tenido. Al llegar a casa le pregunto a Ámbar:
-          Por favor dime ¿no puse cara de idiota al verlo, verdad?
-          No – contesta Ámbar- solamente te viste un poco sorprendida, no esperabas que te saludara ¿verdad?
-          Deseaba que no lo hiciera. – contesté yo -  Toda la semana lo he tenido en el papel de “decidió ser un tonto” y esperaba que siguiera manteniendo ese lugar.
-          Sí – me dice Ámbar- pero para tu mala fortuna, es un caballero y otra vez te demostró que no tienes nada que reprocharle. Tú buscas un motivo para tenerle coraje, pero no puedes, porque a pesar de todo, pudo haber tenido miedo o pudiste no haberle gustado, pero sigue siendo un tipazo.
-          Sí –  contesto resignada- Quisiera que me dejara de gustar, pero realmente, a pesar de cualquier cosa… el tipo me sigue fascinando y no puedo evitarlo…
En fin, para no hacerles el cuento más largo, va el resumen de lo aprendido en este fin de semana:
  1. Los buenos momentos duran muy poco, por eso hay que documentarlos y compartirlos.
  2. “Mientras más corriente, más ambiente”… no descarten jamás una fiesta de amigos, la noche puede traer sorpresas muy gratas.
  3. No subestimes jamás el poder de tus pensamientos…  Toda la semana pensé en él, hasta que materialicé su presencia, justo en el lugar al que por 2 semanas consecutivas he ido para olvidarme de él.
  4. Sin importar que haya pasado, no descartes ninguna oportunidad de conocer a la gente y divertirte. Ya ven, Ámbar no quería compañeras de mesa, pero terminamos pasándonosla muy bien y con 2 nuevas amigas y varios amigos más que hicieron que la noche, realmente valiera la pena.
  5. Vive, vive cada momento intensamente, es único e irrepetible. Puede ser que, como nosotras, repitas cada fin de semana el mismo lugar, pero definitivamente… cada experiencia es completamente distinta y vale la pena vivirla. Tu actitud ante los hechos, lo determina todo.
Deseamos que su fin de semana, haya sido tan divertido como el nuestro…

sábado, 16 de abril de 2011

Decisiones del Corazon!.. Por Wendy Gonzalez

3:33 AM… Aun sigo sin poder dormir, los recuerdos llegan a mi mente y me hacen sollozar mientras trato de borrar tu rostro de mis memorias, tu sonrisa de mis ojos y tus labios de los míos..
Han pasado más de 6 horas y no puedo conciliar lo que está sucediendo, como es que te creí!, como es que cedí!... porque quite la barrera que siempre me había protegido ante todas las tempestades del mundo?, porque le hice caso a mi corazón y no a mi conciencia? Después de todo, mi sexto sentido tenía razón... algo estaba mal dentro del mundo de fantasía que me hacías sumergir, mientras estaba junto a ti!
El dia de hoy, puedo comprender que realmente deseas estar junto a mí, simplemente el universo está conspirando en contra de esto, tú no eres para mí!
Que es lo peor.. que no te esperaba, que no te buscaba, jamás te desee… porque me abrí? Miles de preguntas que no puedo responder aun, que mi cabeza esta tan caliente de la rabia que me hace sentir tu engaño, lo peor de todo es que no te odio, y me siento herida, no por que sienta demasiado, si no porque espere mas de ti.. De tus promesas falsas… de tus castillos de aire..
Siempre he creído en la intervención divina, en ese ser supremo que me da más de lo que puedo creer y recibir, cada noche y cada mañana, pedía que un evento surgiera pronto, el cual definiera esta relación tan increíble, tan perfecta, pues eres lo que siempre había buscado, ese protector implacable que deja cosas al lado para hacerme relevante en sí mismo. Pero esta nunca llego a mi llamado.. Todo seguía su curso, todo seguía siendo genial.
Hoy me dices que me quieres, que perderme esta lejos de lo que buscas, y tus deseos de no lastimarme no funcionaron! Es por eso que jamás entrego lo que soy, me he dado cuenta que soy demasiado vulnerable y frágil, aunque muchos dicen admirarme, y amarme…. Ellos no son tu!
Hoy.. 5:39 AM.. me doy cuenta, que deseo tenerte, egoístamente solo para mi, que deseo compartir todo lo que soy y lo que tengo contigo, que seas parte de mi universo, que seas el primer aliento en la mañana, y la luz de mi ventana, que estés junto a mí en cada momento, pero mis lagunas emocionales, solo son un duelo más.
Necesito encontrar el real equilibrio, tenerte o dejarte ir? Tú dices respetar mi decisión, y no puedo competir con lo que ya hay en ti…
Quizás, debo enfocarme en lo que realmente es mío, e irme al final del mundo a conquistarlo como siempre he deseado… pero sola!
Pero realmente quiero entregarte mis sueños, mis ilusiones, mis proyectos, aprender junto a ti y conocer lo que para mí siempre ha sido un agujero negro, saciar mi sed de todo conocimiento posible, pero junto a ti.

Lo único que puedo perdí hoy, es paridad para decidir…. Una pequeña ayuda, no me seria mal.. Dios... Dame la respuesta!!!!
Así... Como hoy describo por primera vez mi corazón, siendo totalmente transparente, dejando de ser la frívola que siempre fui, Se darán cuenta, que en la vida no se puede tener todo…
Gracias a todos por formar parte de nuestras vidas, de leernos, de escucharnos, llorar y reír con nosotras, de dejarnos entrar en las suyas a través de nuestras propias vivencias!

AMOR A TODOS!!!!!

jueves, 14 de abril de 2011

"Cuando ya no piense en tí"... Por Elena Savalza

El día de hoy me atreví a mostrarles, algo que escribí hace algunos días en mi debut como poeta...

Cuando ya no piense en ti, dejaré de pedirle a Dios una sola oportunidad para volver a hablar contigo. Tampoco pediré resignación, aceptación, serenidad ni paciencia… porque nada turbará mi corazón…
Cuando ya no piense en ti, ya no recordaré tu sonrisa, ni tus labios gruesos al besar los míos…
No recordaré tus manos, ni tu piel bronceada, tampoco tus ojos mirándome fijamente, ni tu semblante serio…
Verte por casualidad no hará a mi corazón dar un vuelco, porque ya no latirá por ti…
Cuando ya no piense en ti, no sentiré un hueco en el estómago al verte entrar en las mañanas, tan cerca y al mismo tiempo, tan lejos de mí. No sentiré nunca más, la necesidad de hablarte ni de ver tus fotos una y mil veces, porque tu imagen quedará borrada de mis recuerdos para siempre…
Cuando ya no piense en ti, no repasaré más en mi mente nuestras palabras tratando de encontrar en ellas la razón por la cual ya no estás aquí…
Cuando ya no piense en ti, no buscaré desesperadamente un motivo para odiarte, porque simplemente, odiar no será necesario para olvidar… y porque sé, que el resentimiento puede atarnos más que el mismo amor…
No buscaré tampoco, la respuesta a las millones de preguntas que dejaste cuando te fuiste de mí. Me conformaré con saber que estuvimos juntos tanto tiempo como Dios nos lo permitió a los dos…
Cuando ya no piense en ti, dejaré de imaginar lo que deseé que fuera y lo que no pudo ser. Entonces, habré aceptado que el destino se mueve como Dios quiere y no como yo quiera. Habré asumido que quizá, tú no formabas parte de mi historia y te habré dejado ir…
Cuando ya no piense en ti, habré descubierto cuál fue tu misión en mi vida y habré aprendido la lección que Dios quiso transmitirme a través de ti…
No visitaré la playa donde me enamoré de ti, donde te escuché cantar… no, por lo menos, para tratar de encontrar tu recuerdo entre el ruido de las olas, bajo la luz de la luna y las estrellas brillar. Y no lo haré más, porque simplemente, tu recuerdo ya no me hará falta…
Cuando ya no piense en ti, no recordaré tus labios gruesos besando lenta y apasionadamente los míos. No cerraré los ojos y no te sentiré más…
No trataré de encontrar en mi ropa el perfume de tu cuerpo que dejaste impregnado en el mío al abrazarme, ni trataré de estar de nuevo en el lugar exacto donde nos besamos por primera vez…
Ya no te imaginaré en mi cuarto, en las noches de amor y de pasión que ya jamás tendremos…
Cuando ya no piense en ti, quizá no me busques más… pero no importará, porque yo ya no pensaré en ti…
No me dará miedo ir a algún lugar y encontrarte con otra. No intentaré salir a la calle y caminar sobre tus pasos, solamente para intentar volver a verte…
Simplemente, el mundo que pusiste de cabeza en tan poco tiempo, volverá a girar en el eje normal… y los planetas no tendrán de nuevo peligro de volver a chocar.
Cuando ya no piense en ti; mi cabeza, mi corazón, mis labios y todo mi cuerpo dejarán de extrañarte…
Cuando ya no piense en ti, quizá me busques de nuevo… pero ya no te esperaré. Porque al no pensar en ti, será como si nunca hubieras existido…
Si un día, cuando ya no piense en ti, llego a encontrarte por casualidad, no me desvaneceré ni enrojecerán mis mejillas. Te sonreiré, te saludaré como quien saluda a un amigo querido… y seguiré mi camino sin voltear hacia atrás y sin volver a pensar en ti…
Porque nos unió todo y no nos unió nada, así que al soltarte una vez ya no tendré que soltarte más…
Hoy, solamente me pregunto cuánto tiempo falta para que  ya no piense más en ti…