viernes, 23 de septiembre de 2011

"Derecho de Admisión"... Por Elena Savalza

Amo Manzanillo, sin duda. Ese Manzanillo que rompe con todos los pronósticos y que se niega a admitir a “Hilary” por mucho que los reportes meteorológicos digan que a esta hora, debería estar lloviendo, con alto oleaje y con fuertes ráfagas de viento.

Hoy tengo que tomar como sede el VIPS, porque no me da tiempo de comer en casa (de preparar, sobre todo) y porque, además, muero de ganas de unas crepas. Así que en este caso, la falta de tiempo es un pretexto que decido usar a mi favor.

Mientras espero que me tomen mi orden, aprovecho la tranquilidad que todavía se siente en este pasillo del restaurante, para escribir todas las cosas que traigo en la cabeza desde anoche y parte de la mañana de hoy.

Desde que escribo en este blog, me han pasado cosas padrísimas. Me he liberado de miedos (Monstruos), he expresado mis ideas, conocido gente fabulosa y mi cuenta de amigos en Facebook y seguidores en Twitter, ha crecido infinitamente, lo que me ha permitido conocer muchísimas más ideas y opiniones que han enriquecido mi forma de pensar.

Sin embargo, hoy quiero platicarles de la lección más importante que he aprendido a través de la escritura como forma de poner en orden mis ideas y sentimientos, sobre nuestro tema favorito, el amor:

“El corazón no se reserva el derecho de admisión”

¿Cómo llegué a esta conclusión? Muy sencillo:

Anoche pase un muy buen momento con el chico que mi corazón reconoce como “equivocado”, pero que actualmente, mi cuerpo encuentra bastante “adecuado” (¡Ups!... ¿Lo dije?).

Hoy por la mañana, a pesar de la resistencia a levantarme debido a la enorme desvelada que sentía (por obvias razones), no pude menos que disfrutar enormemente la conversación con uno de los chicos más interesantes que he conocido recientemente y al cual, mi cerebro podría reconocer como “el adecuado”, a pesar de que si le pregunto a mi corazón o a mi cuerpo, lo reconocerían como “el equivocado” (No me pregunten por qué, pero así funciona).

Y entonces, con el grato sabor de boca por las ideas compartidas con este chico que verdaderamente me pone a pensar y que reta a mi cerebro a ponerse a su nivel; y, con los recuerdos de los besos y caricias compartidas con el que anoche me hacía recordar la diferencia biológica básica entre “niño” y “niña”, volteo con mi corazón y le pregunto con la mayor sinceridad que puedo, al fin que sé que con él no puedo andarme por las ramas: “¿Tú qué opinas?”

Y el corazón opinó: pero su respuesta, ya la conozco y ya la podrán adivinar…

Muchas veces el corazón ama a quien menos méritos ha hecho para “conseguir el favor de nuestro amor" (¿Leíste Ámbar?), dicho con todo sarcasmo, pues creo que el amor no se condiciona, se da o no se da.

Sin embargo, el amar a una persona no implica necesariamente que puedas construir una relación duradera y satisfactoria con ella. A veces, simplemente ésta no es “factible” por distintos factores que nada tienen que ver con el amor o la falta de.

Lo que sí tenemos que tener en claro, es que construir una relación es cosa de dos y que siempre es importante establecer para nosotros mismos qué es lo que queremos para una relación de pareja, qué es lo que no queremos y que estamos dispuestos a aportar (y en ocasiones, sacrificar y ceder) para que ésta se desenvuelva de manera exitosa.

Es muy importante el amor en una relación de pareja, sin embargo, al darle paso a la razón, también debemos de tener en cuenta muchos otros aspectos que son más bien de lógica y de “conveniencia”, aunque la palabra suene fuerte; sin dejar de lado, el buen sexo (¡por supuesto!).



Mi conclusión de este medio día, tal como se lo platiqué a Ámbar mientras charlábamos un poco hoy, es que es verdaderamente afortunada la persona que, además de sentir amor, logra llegar a buenos acuerdos que le permitan llevar una relación de pareja armoniosa y constructiva. Si esto además, viene acompañado de unas muy buenas sesiones sobre el colchón… ¡se ganó la lotería!

Pero no le podemos poner al corazón la leyenda de “NRDA” (Nos Reservamos el Derecho de Admisión) como en los antros. El amor, simplemente no la respeta.

Debemos permitirnos sentir, conocer y vibrar con toda la gama de sensaciones que el estar enamorados nos produce. Si es o no, la persona “conveniente” para nuestra vida, eso lo decidirá nuestra razón, independientemente de lo que el corazón llegue a sentir y entonces estará en nosotros, la difícil decisión de saber a quién escuchar.

Por lo tanto hoy, sin reservarme el “derecho de admisión”, decido disfrutar del AMOR que mi corazón siente y sentirá por siempre por Aquél con quien la razón, el destino, la vida, las circunstancias o Dios, no quiso que construyéramos juntos un futuro.

También decido, no sentirme culpable por disfrutar del sexo con quien, en este momento, despierta todas esas tan agradables sensaciones en mi cuerpo.

Y tampoco me culpo, por disfrutar de la compañía y del agradable reto que representa para mi intelecto, de quien de forma tan inteligente y sensible, mantiene mi cerebro corriendo con toda velocidad.

Lo que no me permito, es ponerle una barrera a mis sentimientos, mis emociones y mis sensaciones, disfrazada de objetividad, prejuicios o dudas. Porque hoy sé, que equivocarse solamente es opción, de quien que se arriesga a vivir...

Gracias por seguirnos leyendo y, muy en especial, por compartir nuestros enlaces…

¡Hasta la próxima!

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