Hace casi
un año hablaba con mi amiga Liliana sobre el pasado, sobre “dejar ir”, la
aceptación y otras tantas cosas que vienen a nuestras conversaciones habituales
cuando una relación termina y te encuentras en proceso de sanar. En ese
momento, me atormentaba la idea de cortar de raíz el contacto con uno de los
hombres más importantes de mi vida, para lo cual Liliana intentaba darme ánimos
y mostrarme su apoyo. Hubo un momento de la conversación en que Lily me dijo: “quizá
no tengas que dejar de verlo o de hablarle, a lo mejor, sólo es cuestión de que
quieras empezar una historia diferente, pero con la misma persona”.
Poco a
poco, con el pasar de los meses, fui entendiendo lo que Liliana me quiso decir
ese día: se trataba de eliminar de mi vida y del patrón de los pensamientos
relacionados con esta persona, aquellos que me causaran enojo, dolor, rencor y
toda clase de emociones negativas; para dar paso al amor, la compasión, el
perdón y todas las manifestaciones de magia que se merecía alguien que había formado
parte importante de mi vida y que, dentro de todo lo malo que pudiera haber
existido, compartió conmigo muchas vivencias y momentos preciosos que guardo
para siempre en mis recuerdos y en mi corazón.
Dejé de
darle importancia a esta parte y continué mi camino. Con el pasar de los meses
conocí más gente, trabajé, me tropecé, me caí, me levanté, me equivoqué y
aprendí. Pero el concepto de “iniciar una historia distinta con la misma
persona” no se había materializado en mi vida, así que no había tenido la
oportunidad de vivir, en realidad, la enseñanza que Lily quería que hiciera
parte de mí.
Este fin
de semana, sin embargo, algo cambió…
Tuve la
oportunidad, gracias a mi hermana Marina, de vivir una experiencia de sanación
y reencuentro con la niña que fui, de recorrer mi camino de nuevo y detenerme
en los lugares y momentos de mi existencia en los que he aprendido a ser la
persona que soy ahora, incluyendo los recuerdos no tan gratos, mis tropiezos,
mis errores y los momentos en los que me sentí culpable, perdida y sola.
Agradecí
infinitamente lo que hasta el momento tengo y re-aprendí que el camino andado
no ha sido en vano, porque hoy soy más fuerte y más sabia, sobre todo porque
reconozco que jamás dejaré de aprender de mí y que cuando no sepa qué hacer no
tengo que presionarme por tener todas las respuestas; de hecho, hasta es
natural que no las tenga. Sin embargo, en todo momento, tendré siempre la
opción de volver a la premisa básica: practicar el amor por mí misma.
Así, en el
camino de amarme y aceptarme, de pronto vino la oportunidad de aceptar, amar y
perdonar a aquellos que, por alguna razón, consideré mis verdugos. Justo allí,
recordé a Liliana y la idea de iniciar “una historia distinta con la misma
persona”. Y entonces, la magia y el amor que siempre ha existido pero que
redescubrí en las últimas horas, hicieron su parte y pusieron frente a mí
precisamente a aquella persona con la cual mi corazón me gritaba desde hacía
tiempo que tenía que comenzar de nuevo.
La vi así:
sin sarcasmo, sin cuestionar, sin intentar justificarme, sin criticarle ni reprocharle
que no hubiera actuado como se suponía, según mi percepción, debió haber
procedido. Sólo comencé a disfrutar del momento presente que estábamos compartiendo
y evitando el hacer preguntas para las cuáles no tendremos jamás una respuesta
racional. Saqué de mi bolsa la razón y la lógica, dejando que sólo hablara mi
corazón.
¿El
resultado? Pasé una de las mejores noches que he vivido recientemente. Entendí,
por primera vez en mucho tiempo, que no puede haber magia robada, porque la
magia no tiene adjetivos ni títulos de propiedad: simplemente es. Llega porque
sí, permanece el tiempo que tiene que permanecer y no necesita más que un
corazón y una mente verdaderamente dispuesta a recibirla.
Y esa
historia distinta, con la misma persona, comenzó a escribirse hace unas horas…
¿Cómo terminará? No lo sé y no lo puedo saber. Sé que sucederá cuando tenga que
aprender todo lo que Dios quiere que aprenda aquí: ni antes ni después.
No siempre
podemos entender ni controlar todo aquello que nos pasa, pero siempre podemos “volver
a lo básico”: practicar y sentir el amor, sin intentar explicar todo lo que nos
sucede. Debemos confiar en que estamos en el lugar y momento preciso, con las
personas correctas, porque todo forma parte de un plan preciso y detallado que
alguien, mucho más inteligente, sabio y sensitivo que nosotros diseñó.
En la
medida que aprendamos a disfrutar lo que tenemos y dejar de pensar en lo que no
tenemos, es como la vida adquiere sentido. Sólo tienes el momento presente…
¡vivámoslo hoy!
Gracias
por seguirme:
Todos
los martes, mi columna “Desde mis ojos…” en www.letrafria.com
En
Facebook, busca la página Mujeres Adictas a los Monstruos y da “like”
En
Twitter, sigue a @princesas_ind y a mi cuenta personal @elenasavalza
Hola, escribes muy bien :D
ResponderEliminarSoy nueva en esto y me gustaria que te pasases por mi blog y si te gusta lo siguieras.
http://whereinfinitybegins.blogspot.com
Muchas gracias! Con mucho gusto visitaré tu blog... Saludos!
EliminarMuy bueno!
ResponderEliminar