Hace pocos días, estaba con mi hermana Marina platicando sobre la triste historia de la misteriosa desaparición de Don Sapo (para mayor referencia, ver mis entradas anteriores, que ya bastante se ha abordado el tema).
Trataba yo de decidir cuál sería el mejor método para suicidarme: no sabía si cortarme las venas con un ejote o envenenarme con fruti lupis pasados de azúcar.
De pronto, Marina me dijo: “Recuerda siempre una cosa: no porque se muera un chivo se ha de terminar la birria”.
De inmediato, la frase que mencionó mi hermana me sacó del vaso de agua donde pretendía ahogarme (también pensé en ese método, pero ese día no me tocaba lavarme el cabello, así que desistí) y me arrancó una gran carcajada. Levanté la cara y seguí sonriendo…
Debido a que el hábitat natural del chivo, no se parece en absolutamente nada al pantano, decidí hacer mi propia versión de la frase que Marina me dijo. El resultado final es el siguiente:
“No porque se muera un Sapo se ha de secar el pantano”.
Desde que comencé a escribir sobre Don Sapo, varios Sapos del pasado han venido a mi memoria. Unos me hicieron reír o llorar más que otros, pero definitivamente, el proceso natural para todos fue el mismo: el amor por ellos nació, en algún momento se multiplicó, llegó a su escala crítica y dolió… y finalmente se murió.
¿Y saben por qué pasó eso con cada uno de mis Sapos?... Es simple: absolutamente todo en esta vida, tiene un ciclo. No hay nada que permanezca estático, por algo dicen que en el mundo la única constante es el cambio.
Muchas veces queremos “prolongar artificialmente” la vida del Sapo en cuestión. Esta actitud, aunque es completamente natural, pues a nadie le gusta “perder” algo que considera suyo, es completamente inútil y muy desgastante.
Si en este momento te encuentras tratando de prolongar la estancia de tu Sapo en tu pantano (Sí… dije “pantano”, no “palacio”), te invito a reflexionar sobre las siguientes “frases hechas” y muy conocidas, según la humilde apreciación de la Princesa Elena...
- No porque se muera un Sapo se ha de secar el pantano. Así es chicas, si de algo podemos estar seguras es de que Sapos hay muchos. Por lo tanto, al morir un Sapo lo más probable es que todos los demás se acerquen al velorio, con el afán de consolar a la pobre “viudita”. Si tú eres esa Princesa viuda a la que se le acaba de morir su Sapo, solamente te recuerdo que no estamos buscando a un Sapo, si no al Príncipe, así que ten mucho cuidado con quien te permites consolarte.
- Si amas a un Sapo, déjalo saltar libre de lirio en lirio; si regresa, es tu Sapo; si no regresa, es que otra Princesa incauta se quedó con él. No hay nada peor que pretender retener a alguien a la fuerza. Como lo he dicho antes, esto constituye una completa falta de respeto, no solo para el Sapo, también para ti. Así que si tienes un Sapo que no quiere quedarse contigo ¡déjalo que se vaya! No es arte de magia, no existe una receta para esto, es cuestión de una tremenda fuerza de voluntad. Pero estoy segura, que tú la tienes.
- Nadie te quita a un Sapo que es tuyo. Por más que culpemos a las otras Princesas – Brujas de quitarnos a nuestro Sapo, al destino, al karma, etc., si un Sapo no quiere ser tu Príncipe, simplemente no lo será y punto.
- Cuando una Princesa se queda con tu Sapo, la mejor venganza para ella es… ¡que se quede con él! Personalmente nunca me he quedado con el Sapo de nadie (siempre los regreso) ¿por qué?... es simple, si es un Sapo demuestra tan poca lealtad como para andar buscando Princesas teniendo ya una, pues no estaría exenta de que ese Sapo me hiciera una trastada a mí. Así que de nada vale ir a gritarle a la Princesa mala que te robó tu Sapo, apedrearle el coche, hacerle brujería, etc. No niñas, tenemos muchos más recursos intelectuales y espirituales que eso. Somos Princesas valiosas y como tales, debemos preservar siempre ese valor, que a la larga, es lo único que el Sapo no nos puede quitar. Te aseguro, que Dios se encargará de darle a cada quien lo que le corresponde, sin que tú tengas que mover ni un dedo. Es cuestión de paciencia y fe…
- Sapo que no has de querer… ¡¡déjalo correr (o saltar)!! Si ese Sapo definitivamente no es tu Príncipe y tú ya lo descubriste… ni lo pienses, dile ¡Adiós!
- Disfruta del Sapo Horroroso, mientras llega tu Príncipe Hermoso. No hay nada en este mundo tan serio que no merezca una sonrisa. Podrá ser que te hayas vuelto coleccionista de Sapos últimamente (como yo). Piensa que todo lo aprendido con estos Sapos te prepararán para disfrutar y valorar al Príncipe maravilloso cuando éste por fin llegue a tu vida… y si tarda en llegar, piensa que ¡un Sapito que otro de vez en cuando no cae mal!
- La ocasión hace al Sapo. Las relaciones de amor, son dar y recibir. Si tú solo esperas recibir, pues seguramente tu Sapo se irá con quien si pueda y quiera dar. Si tienes un Sapo o Príncipe y crees en esa relación, aliméntala y nútrela porque si no, podría morir por inanición.
- No por mucho madrugar, llega el Sapo más temprano. Esto va en especial para todas las Princesas desesperadas por un Sapo – Príncipe. El amor llega cuando menos lo esperas. Si lo buscas y te desesperas, no llegará, porque no estarás lo suficientemente receptiva para identificarlo. Te conformarás con cualquier Sapo porque esperas ilusamente que este si sea el Príncipe. Si ahorita estás soltera ¡disfruta esta etapa! Sal con tus amigas, haz ejercicio, aprende algo nuevo. Haz algo por seguir cultivando a la Princesa maravillosa que eres y deja que la vida siga su curso, podría sorprenderte…
- Los Sapos no cambian. Pero en el caso de que cambien, también cambian de Princesa. El amor implica aceptación. Si tú dices amar a tu Sapo pero lo presionas por cambiarlo, al grado de llegar a faltarle al respeto a su esencia, te aseguro que cambiará… ¡pero de Princesa! Si quieres un perro cómprate un perro, si quieres un gato cómprate un gato, pero no le pidas al perro que maúlle porque definitivamente va a seguir ladrando.
- La Princesa que no tiene suerte con los Sapos ¡no sabe la suerte que tiene! Si tú te sientes triste y desdichada porque según tú “nadie te quiere” y “ningún Sapo te pela”, ¡alégrate! Si no estás ocupada con un Sapo, podrás estar libre cuando el Príncipe llegue.
Y bueno, después de estas “frases saperas”, me despido de ustedes por hoy reiterando: “No porque se muera un Sapo, se ha de secar el pantano”.
¡Gracias por leernos y hasta la próxima!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos gustaría conocer tu opinión. ¿Por qué no nos dejas un comentario?