Quizá
muchos de los que a lo largo de estos años han leído este espacio esperen que
continúe escribiendo sobre la última “tragedia griega” que aquejó mi existencia
y que empañó el excelente 2012 que había tenido hasta ese momento. Pero no, no
lo haré. Y no lo haré más porque el hecho de iniciar un nuevo año también
requiere del valor de deshacerse de todo lo malo que se viene arrastrando para
sembrar nuevas semillas y obtener mejores cosechas. Por eso quiero empezar esta
entrada, agradeciendo a Dios por esta noche sin sueño. Sí, porque esta noche no
puedo dormir. Creo que el día fue lo suficientemente cargado de emociones como
para no irme a la cama sin antes hacer una pausa y reflexionar sobre lo
ocurrido en las últimas horas.
Parece
que fue ayer, pero ha pasado más de un mes desde el día que Paco Tovar me
propuso llevar a cabo un gran proyecto: conducir un programa de radio en línea
pensado en las mujeres y para las mujeres. Creo que la propuesta de Paco y el
volverme a poner frente a un micrófono, pero esta vez como responsable de
coordinar un programa, me devolvieron parte de la luz perdida, debido a la
complicada situación personal, sentimental y legal que estaba viviendo por
aquellos días. Hoy, el proceso legal continúa y parece que será así por algunos
días (o quizá meses) más, pero ya no es eso lo que enturbia mis sueños.
La
labor que se me encomendó es importante: rescatar la experiencia y los logros
de grandes mujeres, quienes estoy segura que servirán de inspiración para
muchas más, y a eso es a lo que le apostaremos. Al asumir este reto, confirmé
de nuevo que nada sucede por accidente y que las cosas llegan a tu vida justo
en el momento que tienen que llegar, porque todo sucede por una razón.
Hoy
aprendí y me divertí mucho. En el primer programa de “Mujer Universa”, tuve la
oportunidad de compartir experiencias con una gran mujer, como lo es Pamela De
La Vega, quien amablemente aceptó ser mi “madrina de programa” y, a través de
la magia de la tecnología y los micrófonos, transmitió parte de esa sabiduría acumulada
a lo largo de años de arduo trabajo, a base de gran esfuerzo y dedicación,
misma de la que los radioescuchas pudieron gozar. Recordé también, a través de
las palabras de Pamela, las claves del éxito:
Dios, que en todo momento está conmigo
y guía mis pasos.
Familia, que me inspira y me acompaña,
aún desde lejos. Fue emocionante ver en el teléfono la primera llamada al salir
del aire: era mi madre, que a kilómetros de distancia me llamaba para
recordarme lo orgullosa que se sentía de mí, para decirme que mi papá, mis
sobrinos y mi comadre- cuñada, que se ha convertido también en una hermana,
estuvieron todo el tiempo pendientes del programa y para enviarme sus
bendiciones.
Amigos, que en todo momento están para
apoyarme, en las malas y en las buenas. La mejor parte de la hora que duró el
programa fue ver a través del cristal de la cabina a Ricardo y a Jessica, dos
de mis grandes amigos, levantando sus pulgares en señal de apoyo, sonriendo y diciéndome
que todo iba bien. Fue invaluable saber que ellos estaban allí y que no
importaba cuanto se me notara la “novatez”, ellos como yo, estaban disfrutando
enormemente ese momento.
Preparación y Esfuerzo
Constantes,
porque las oportunidades existen pero debemos estar preparados con educación,
con experiencia y con ganas de hacer las cosas. Pamela dijo algo muy cierto: la
actitud es mucho más importante que la aptitud en la mayoría de las ocasiones.
Aprovechar
oportunidades,
porque una vez que llegan no esperan a nadie: si no las tomas tú, serán para
alguien más.
Hacer lo que te hace
feliz, sin
importar lo que la gente considere correcto o apropiado, porque al final la
única expectativa que debes cumplir es la propia.
En
fin… ya se terminó el programa, ya salimos del aire, ya brindamos por el éxito obtenido
y rematé la noche cenando el último pedazo de rosca de reyes con mis amigos, en
donde de nueva cuenta y por quinta vez desde el sábado, recibí al Niño Jesús
escondido entre el pan. Al final, vuelvo a ser yo: la Elena de siempre que se
emociona como niña pequeña cuando tiene la oportunidad de realizar algo que le
apasiona y que al final del día, lo único que la complace es la satisfacción de
haber aprendido y disfrutado un poco más cada vez.
Y
para los que me pregunten qué se siente alcanzar un sueño, la respuesta es muy
sencilla: no lo sé, lo sabré hasta que aterrice, porque hoy sigo en las nubes.
Por lo pronto, el único sueño que me interesa es el de mis dos almohadas que
esperan ansiosas por mí… ¡A dormir!
¡Nos
leemos y escuchamos, muy pero muy pronto!
Gracias
por seguirme:
Todos
los lunes, mi columna “Desde mis ojos…” en www.letrafria.com
También
los lunes, escúchame en “Mujer Universa” por www.tiempologistico.fm a las 19:00
horas, tiempo del centro de México.
En
Facebook, busca las páginas El diván de Elena y Mujer Universa y da click en “Me gusta”
En
Twitter, sígue a @elenasavalza
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos gustaría conocer tu opinión. ¿Por qué no nos dejas un comentario?