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sábado, 12 de enero de 2013

“¿Por qué no te has casado?” y otras preguntas incómodas de los 30’s... Por Elena Savalza


Advertencia a los lectores:

Si tienes una familia feliz y completa, estás casada y/o tienes hijos, tienes una pareja estable o eres hombre, probablemente creas que estoy exagerando. Pero si tienes 30 años o más, eres una mujer trabajadora y profesionalmente exitosa, pero tu estado civil y tu cuenta de Facebook le dicen al mundo que eres “Soltera”, estoy segura de que sabrás de qué hablo.

Es un hecho casi científicamente comprobado que, cuando tu vida profesional es más o menos prolífera, tienes la agenda más saturada que el Presidente de la República (pero sin su séquito de asesores y asistentes personales) y además intentas sacar adelante tus estudios, porque sabes que el aprendizaje no se detiene, mantener una relación amorosa (noviazgo, matrimonio o lo que quieras) y tener hijos, es una misión muy pero muy complicada. No digo que no se pueda, pues conozco a muchas mujeres que lo logran y que tienen una vida equilibrada entre el éxito profesional y su vida en familia; pero, sin temor a equivocarme, para la mayoría de las mujeres el pretender tener una vida laboral exitosa lleva consigo el llegar por las noches a casa y dormir en una cama vacía. Ese precio, no todas están dispuestas a pagarlo.

Afortunadamente, conozco cada día más mujeres que se atreven a tomar el riesgo y viven felices con lo que les deparó el destino, además de disfrutar sus logros. Piénsalo así: estadísticamente somos más mujeres que hombres, por lo cual es completamente lógico que alguna de nosotras quede soltera. Sin embargo, nuestro día a día aún nos impone el reto de romper un enorme paradigma: “Mujer Soltera” no es igual a “Mujer Sola”… y mucho menos “Mujer Infeliz”.

Preguntas como el “¿Por qué no te has casado?” o “¿Por qué no tienes novio?”, o comentarios como “Se te está yendo el tren”, “Por lo menos, ten un hijo para que no te mueras sola”, o “Métele velocidad porque la fecha de caducidad se te está acercando”, hacen que incluso a la más segura de las mujeres, le entre el pánico escénico por su futuro y caiga en fuertes depresiones o cometa errores como aceptar comportamientos inaceptables por parte de alguna pareja, sólo por creer que “no agarrarán más”. Créanme: conozco cada caso, que se sorprenderían de saber las cosas que llegamos a permitir por no pasar la “agonía” de la soledad.

Debido a todos estas interrogantes e ideas preconcebidas que, lejos de ayudar a la causa de las mujeres, hacen que de cuando en cuando nos sintamos más que miserables y hasta reconsideremos el “¿por qué?” de nuestra existencia en el planeta, me he dado a la tarea de compartir con ustedes, algunas reflexiones sobre el tema que, con bastante conocimiento de causa, puedo abordar hoy:


No te tomes tan en serio los comentarios de los demás. Recuerda que, aún en nuestro tiempo, se tiene la creencia de que la única realización posible para una mujer es casarse y tener hijos. Aunque nuestra incursión en el ámbito profesional ya es bastante bien recibida, no podemos negar que nos educaron (también a mi) para casarnos, tener hijos y formar una feliz familia. Es completamente normal que los que ya están de aquel lado nos digan a los que no, que nos “apuremos”, porque ya estamos en la recta final. El tener 30 años o más, y no tener pareja, no te convierte en una fracasada y tampoco tienes por qué justificar ante nadie ni tu soltería ni tu falta de descendencia. El amor y todas las cosas buenas del mundo, llega solo; siempre que estés abierta y receptiva para permitirles entrar a tu vida.

No querer casarte o tener hijos no te hace rara ni anti natural. ¡Para nada! Simplemente en la vida de todo ser humano existe una escala de prioridades, si entre las tuyas no figura el matrimonio o la familia en primer lugar, apégate a lo que para ti funcione y te haga feliz, sin pensar en lo que “la naturaleza” dicta. Después de todo, nadie puede criticar qué es lo correcto o lo incorrecto. Para mí es muy simple: lo correcto es lo que te hace feliz y las únicas prioridades que debes cumplir son las tuyas.

Rodéate de gente exitosa y positiva. Hay gente cuya mente siempre está activa y productiva y en sus pensamientos y palabras no existe espacio para amargar la vida de los demás, lejos de eso, se dedican a mejorar todo lo que tocan a su alrededor. Esa es la gente de la cual debes rodearte y de la que debes procurar aprender.

No te conformes con la primera “carcacha destartalada” sólo porque creas que “ya se te fue el tren”. Eso es un error más que común: a veces creemos que la persona que está a nuestro lado, por más imperfecciones, por peor que nos trate o por más cosas inaceptables que haga y que nos duelan, es lo único que hay para nosotras y por más que el día a día nos diga que debemos alejarnos de allí, el temor de quedarnos solas nos hace permanecer e incluso engañarnos con el “mi amor lo va a cambiar” o “no es tan malo como la gente dice”. La gente no cambia sólo porque sí. Estoy segura de que es mucho mejor estar sola, que estar acompañada de alguien que no te respeta ni te valora.

No vivas esperando al hombre perfecto, pero establece una métrica de lo que puede ser aceptable y no te bajes de allí. Muchas mujeres creemos que el tan ansiado príncipe azul de tus cuentos de hadas de la infancia todavía llegará. Si tienes por lo menos mi edad, ya sabes que eso no sucederá. Has conocido los suficientes hombres como para por lo menos identificar qué es lo que esperas en una relación. Establece esa escala y determina cuáles aspectos podrías negociar sin sacrificar tu integridad propia. Pero lo más importante: no permitas comportamientos o actitudes inaceptables, sólo porque creas que no puedes esperar más. Ese hombre bueno que estás esperando, si es que está en tu camino, llegará cuando menos lo pienses. Mientras tanto, debes encontrar sentido a tu vida y desarrollar otros aspectos que te harán sentir feliz y completa.

Tener un hijo no es la única forma de trascender. Si hay algo que he escuchado muchísimo es eso de que si muero sin hijos, no habré dejado ninguna huella en la vida. Sin embargo, considero que la gente al morir es recordada por sus obras, por las enseñanzas que dejó en vida, por la gente que ayudó y por el empeño que puso en cada una de sus acciones. Probablemente yo no tenga hijos, o quizá sí, no está en mis planes aún y realmente no siento la necesidad, el “llamado de la naturaleza” o cualquier cosa que se sienta cuando estás a punto de dar ese paso. Pero estoy segura de que, aunque nunca llegue a ser madre, encontraré otra forma de ser recordada (¡quizá escriba algún día un libro!).

Revisar las razones adecuadas por las cuales convertirte en madre. Considero que ser madre es la decisión más importante que se puede tomar en la vida, porque de ti dependerá nada más y nada menos que el futuro de otro ser humano que no pidió venir. Si lo deseas y crees que asumirás correctamente esta responsabilidad, adelante. Pero si sólo lo haces por “no sentirte sola”, te recuerdo que los hijos, como toda la gente que está en nuestra vida, son prestados: Dios decide cuándo se van y cada ser humano forja su propio destino, así que por más hijos que tengas jamás podrás atarlos a quedarse contigo toda la eternidad.

No pretendas encontrar fuera, lo que no tienes dentro de ti. Esto es muy importante: si la única razón para tener pareja o hijos es porque así te sentirás menos sola, más querida o necesitada, estás en un grave error. El amor inicia contigo misma y si no lo tienes de sobra por ti, será muy difícil que lo encuentres en alguien más. No confundas la necesidad con el amor. El hecho de “necesitar” a una persona para enfocar en ella tu atención, no implica necesariamente que la ames.

Intenta mantener contacto con el mundo real y entablar lazos fuertes y duraderos, fuera de una relación de pareja. Estoy segura de que, aunque seas soltera, tienes amigos, familia, trabajo, escuela y todo un mundo de posibilidades para estar ocupada y entablar lazos duraderos que sean lo suficientemente satisfactorios como para descubrirte a ti misma y explorar todo tu potencial creativo. Disfruta al máximo todo lo que hagas y cada una de las etapas de tu vida, pues es de todos esos momentos de los que se construye una vida plena y feliz. Tampoco caigas en el error de, por el hecho de no estar con nadie, descuidar tu aspecto personal o tu salud: tú eres lo más importante y verte bien es fundamental para sentirte internamente bien.

Esto no es una biblia, ni una norma o una ley. Las líneas escritas anteriormente son simplemente el punto de vista de una servidora, quien ya recibió las suficientes críticas por su estado civil y gracias a ellas descubrió que más allá de lo que los cánones sociales nos dicten, se puede ser feliz sin necesidad de tener un “príncipe consorte”, aún a los 30. El secreto es muy simple: haz lo que te gusta y mantente abierta a todas las posibilidades. Quizá la vida te sorprenda… cómo quiera que esto sea interpretado.

Nos leemos (o escuchamos) muy pero muy pronto…

Un fuerte abrazo a tod@s...


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martes, 8 de enero de 2013

Memorias de un sueño cumplido... Por Elena Savalza


Quizá muchos de los que a lo largo de estos años han leído este espacio esperen que continúe escribiendo sobre la última “tragedia griega” que aquejó mi existencia y que empañó el excelente 2012 que había tenido hasta ese momento. Pero no, no lo haré. Y no lo haré más porque el hecho de iniciar un nuevo año también requiere del valor de deshacerse de todo lo malo que se viene arrastrando para sembrar nuevas semillas y obtener mejores cosechas. Por eso quiero empezar esta entrada, agradeciendo a Dios por esta noche sin sueño. Sí, porque esta noche no puedo dormir. Creo que el día fue lo suficientemente cargado de emociones como para no irme a la cama sin antes hacer una pausa y reflexionar sobre lo ocurrido en las últimas horas.

Parece que fue ayer, pero ha pasado más de un mes desde el día que Paco Tovar me propuso llevar a cabo un gran proyecto: conducir un programa de radio en línea pensado en las mujeres y para las mujeres. Creo que la propuesta de Paco y el volverme a poner frente a un micrófono, pero esta vez como responsable de coordinar un programa, me devolvieron parte de la luz perdida, debido a la complicada situación personal, sentimental y legal que estaba viviendo por aquellos días. Hoy, el proceso legal continúa y parece que será así por algunos días (o quizá meses) más, pero ya no es eso lo que enturbia mis sueños.

La labor que se me encomendó es importante: rescatar la experiencia y los logros de grandes mujeres, quienes estoy segura que servirán de inspiración para muchas más, y a eso es a lo que le apostaremos. Al asumir este reto, confirmé de nuevo que nada sucede por accidente y que las cosas llegan a tu vida justo en el momento que tienen que llegar, porque todo sucede por una razón.


Hoy aprendí y me divertí mucho. En el primer programa de “Mujer Universa”, tuve la oportunidad de compartir experiencias con una gran mujer, como lo es Pamela De La Vega, quien amablemente aceptó ser mi “madrina de programa” y, a través de la magia de la tecnología y los micrófonos, transmitió parte de esa sabiduría acumulada a lo largo de años de arduo trabajo, a base de gran esfuerzo y dedicación, misma de la que los radioescuchas pudieron gozar. Recordé también, a través de las palabras de Pamela, las claves del éxito:

Dios, que en todo momento está conmigo y guía mis pasos.

Familia, que me inspira y me acompaña, aún desde lejos. Fue emocionante ver en el teléfono la primera llamada al salir del aire: era mi madre, que a kilómetros de distancia me llamaba para recordarme lo orgullosa que se sentía de mí, para decirme que mi papá, mis sobrinos y mi comadre- cuñada, que se ha convertido también en una hermana, estuvieron todo el tiempo pendientes del programa y para enviarme sus bendiciones.

Amigos, que en todo momento están para apoyarme, en las malas y en las buenas. La mejor parte de la hora que duró el programa fue ver a través del cristal de la cabina a Ricardo y a Jessica, dos de mis grandes amigos, levantando sus pulgares en señal de apoyo, sonriendo y diciéndome que todo iba bien. Fue invaluable saber que ellos estaban allí y que no importaba cuanto se me notara la “novatez”, ellos como yo, estaban disfrutando enormemente ese momento.

Preparación y Esfuerzo Constantes, porque las oportunidades existen pero debemos estar preparados con educación, con experiencia y con ganas de hacer las cosas. Pamela dijo algo muy cierto: la actitud es mucho más importante que la aptitud en la mayoría de las ocasiones.

Aprovechar oportunidades, porque una vez que llegan no esperan a nadie: si no las tomas tú, serán para alguien más.

Hacer lo que te hace feliz, sin importar lo que la gente considere correcto o apropiado, porque al final la única expectativa que debes cumplir es la propia.


En fin… ya se terminó el programa, ya salimos del aire, ya brindamos por el éxito obtenido y rematé la noche cenando el último pedazo de rosca de reyes con mis amigos, en donde de nueva cuenta y por quinta vez desde el sábado, recibí al Niño Jesús escondido entre el pan. Al final, vuelvo a ser yo: la Elena de siempre que se emociona como niña pequeña cuando tiene la oportunidad de realizar algo que le apasiona y que al final del día, lo único que la complace es la satisfacción de haber aprendido y disfrutado un poco más cada vez.

Y para los que me pregunten qué se siente alcanzar un sueño, la respuesta es muy sencilla: no lo sé, lo sabré hasta que aterrice, porque hoy sigo en las nubes. Por lo pronto, el único sueño que me interesa es el de mis dos almohadas que esperan ansiosas por mí… ¡A dormir!

¡Nos leemos y escuchamos, muy pero muy pronto!

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