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jueves, 22 de septiembre de 2011

No basta con mi blusa blanca... Por Elena Savalza

En 1987, la Asamblea General de la ONU declaró el 21 de Septiembre como Día Internacional de la Paz, por coincidir con la apertura del periodo de sesiones de dicha asamblea, con sede en la ciudad de Nueva York, en la cual participan todos los mandatarios de los países miembros.

En este 2011, coincide este día con otro dato histórico, que como mujer me llena de orgullo. Por primera vez, una mujer inaugura la asamblea: la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.

En todos los medios, hemos escuchado y leído por estos días, mensajes donde se nos invita a contribuir para tener un México en Paz y un mundo en paz y donde se nos pide que comencemos por “vestirnos de blanco”, como acto simbólico de estar a favor de la paz.

Sin embargo, les escribo desde un México que llora por sus muertos mientras sigue comprando como juguetes a sus niños pistolitas y pistolotas, viendo películas donde la VIOLENCIA es el tema central y escuchando “narco corridos” que nuestros niños cantan mucho mejor que el himno nacional; el cual, por cierto, desde su primer verso manda el contradictorio mensaje de “Mexicanos al Grito de Guerra”.

Un México que se queja por la IMPUNIDAD, pero que no denuncia al de la tienda de la esquina donde sabe que venden drogas. Al que le duele tanta CORRUPCIÓN, pero en el cual seguimos permitiendo que con unos cuántos pesos y una invitación a comer, se acorten juicios, se burlen filtros, se omitan trámites y condenas, se perdonen infracciones y faltas de toda índole y nuestros más afamados delincuentes salgan de prisión por no contar con “elementos suficientes” para ejercer la acción de la justicia, e incluso, sean incluidos en “Forbes” en la lista de los más ricos e influyentes del planeta.

Un México donde, para la gran mayoría, nos es más fácil CRITICAR que proponer, quejarnos que actuar. Nos es más fácil atribuir los triunfos de la selección nacional de futbol o los ratings de los programas de televisión, entre otras cosas, a una “estrategia del gobierno para desviar la atención de nuestra patética realidad”… (¡Con esa negatividad! ¡Se los juro!).

Un México donde nos quejamos de la FALTA DE EMPLEOS bien remunerados, pero no hacemos nada por dar un esfuerzo extra, si no nos pagan por nuestro tiempo. Donde nos reímos del “loco” del video del “¡FUAAA!”, sin captar su mensaje de fondo.

Un México donde nos quejamos amargamente por nuestros NEFASTOS GOBERNANTES y por todo lo que éstos han hecho y dejado de hacer, pero los seguimos eligiendo por ser “el más guapo”, “el mejor vestido”, “el que tiene la esposa más bonita”, sin fijarnos en su “filiación política”, sus antecedentes como servidor público y sobre todo, sus propuestas y compromisos. Sin ejercer tampoco, el derecho a la exigencia de resultados, porque finalmente NOSOTROS LOS PUSIMOS ALLI. Y no solamente hablo de este sexenio. Algunos de nosotros ni siquiera habíamos nacido aun cuando el cáncer de la delincuencia, violencia, corrupción e impunidad, comenzó a invadir nuestro México.

Un México, en el cual, parece que no hay nada qué festejar y en plenas fiestas patrias, renegamos de la celebración de nuestra independencia como nación.

Aun así, habremos (me incluyo) alguno que otro soñador que creemos que puede ser posible un México mejor y con más oportunidades: un México en Paz. Así que, enfundada en un camisón blanco, salgo de casa para dirigirme al trabajo.

Mi día comienza al encender mi computadora y ver la infinidad de frases y mensajes sobre la paz, dichas por Mahatma Gandhi, Juan Pablo II, Albert Einstein entre otros, que inundan los muros de Facebook y los miles de Twits que se disparan por segundo, venidas de todas las voces.

Blusas blancas, listones blancos… y entonces, un plantón hecho por los que exigen más presupuesto sin ser auditados, dejan un muerto en la ciudad capital del estado, Colima.

Y los “nuevos 35 muertos” de Veracruz, mientras el Gobernador del Estado, censura con una ley ilógica la expresión de la población en las redes sociales, que los acusa de “terroristas”.

Y después, la nota que publica Pamela en su perfil, donde se habla del Ken prefabricado por los medios, la sociedad y su partido político, que quiere gobernar mi país, al cual algunas mujeres (¡Por Dios!) vitorean en sus mítines políticos como “Peña Nieto, bombón ¡Te quiero en mi colchón!”…

Es en ese momento, cuando me pregunto si de verdad estoy haciendo lo suficiente… ¿Basta con que use mi camisón blanco, para contribuir con un mundo  y un México en PAZ? ¡Yo creo que no! 

Así es. Lejos quedaron los tiempos donde los ciudadanos éramos simples espectadores del circo que armaban nuestros gobernantes con nuestros destinos, porque es precisamente ese conformismo, esa permisividad y esa apatía, lo que nos llevó a estar donde estamos ahorita.

Somos mujeres, sí. Somos hijas, tías, hermanas, amigas, madres, esposas, novias, amantes, trabajadoras, princesas, hadas y brujas. Todo al mismo tiempo o una cosa a la vez. Sin embargo, creo que si algo he descubierto con el paso de los días, es que parte de madurar y trascender, implica el hacer algo bueno por el entorno en el que me desenvuelvo. Eso conlleva, a ser partícipe de las acciones que conducirán el futuro de mi país.  También me obliga, a aportar opiniones e ideas que construyan o reconstruyan una sociedad y un México mejor.

Por eso, con el debido respeto que me merecen quienes nos hacen el favor de leernos, aprovecho la voz que este foro me brinda y el poder de la palabra, para compartir con ustedes algunas ideas de lo que considero podemos hacer para tener un México mejor, que redunde en la tan anhelada “paz mundial” que ha sido bandera de tantas concursantes de Miss Universo, sin que sea más que una idea aislada que hizo eco en alguna de sus cabezas de Barbie huecas (sin ofender a las guapas inteligentes, que también las hay):

1.        “Que empiece por mí”: Si, las cosas andan mal y lo sabemos. Pero ¿de verdad todo es culpa del gobierno, las instituciones y los partidos políticos? ¿No es mi culpa tener líderes mentirosos y demagogos cuando le enseño a mi hijo o mi sobrino que mintiendo y engañando me puedo salvar de un problema? ¿No es mi culpa que haya tantos asesinatos y agresiones, cuando permito que en mi casa impere “la ley del más fuerte”?

Creo que en este aspecto, todos tenemos algo de responsabilidad, porque así hemos permitido que las cosas sucedieran y así hemos forjado nuestra idiosincrasia. Nada podemos hacer ya por el pasado, más que aprender de él y trabajar en nuestro presente, para mejorar nuestro futuro.  

Queremos gobernantes honestos, que no se corrompan y que fomenten la paz en nuestras sociedades. ¿Soy honesto, no me corrompo ni corrompo a otros y fomento la convivencia pacífica en mis círculos sociales, familiares y laborales? Tenemos el gobierno que elegimos y que nos merecemos ¿Queremos un gobierno mejor? Empecemos mejorando nosotros mismos.

2.       “Decido con base en hechos y no en apariencias”: Vamos a ser honestos: ¿cuántos de nosotros, de verdad nos informamos, seguimos las campañas políticas, cuestionamos las propuestas, participamos en consultas ciudadanas y cualquier otro hecho que implique estar pendientes de la trayectoria de nuestros candidatos o gobernantes? ¡Muy pocos! Para la mayoría de nosotros, es “más de lo mismo” o lo vemos con apatía o con desgano, prefiriendo cambiar de canal o dar vuelta para ver la sección de espectáculos en los diarios.

Entonces ¿de verdad estamos eligiendo sobre bases objetivas a quienes distribuyen el dinero de nuestros impuestos y dirigen nuestros destinos sociales, económicos, entre otros? ¿O vamos a votar por el más guapo, solamente porque se verá mejor en las fotografías oficiales y en la prensa internacional?

3.       “Elijo y exijo”: El poder de elegir, nos da también el poder de exigir. Si estoy eligiendo PAZ, debo exigir PAZ. Si elijo buenas propuestas, debo exigir que se cumplan.  Así de sencillo.

Hoy en día, tenemos una importante herramienta para que esto sea posible: el uso de las redes sociales y los medios masivos de comunicación, los que nos permiten ejercer una presión social pacífica y objetiva, sin obstruir los derechos de los demás (léase sin hacer plantones, marchas, cerrar carreteras, paros laborales y escolares, etc.).

4.       “No me callo”: Esto es muy importante. Si algo está mal y no lo denunciamos, automáticamente nos estamos volviendo no solamente cómplices, si no parte del problema. Seamos parte de la solución y perdamos el miedo a alzar la voz, pero no solamente por hablar, sino ofreciendo propuestas objetivas y opiniones constructivas. Porque de negativismo, ya estamos hartos.


Como verán, estos sencillos puntos no cambian el mundo ni eliminan los duros problemas que como sociedad vivimos. Tampoco le devuelven la vida a todos los muertos por el crimen organizado o por la droga, ni la paz a tantas comunidades que están en manos de la delincuencia, como en el norte de nuestro país, principalmente, aunque el clima de violencia impere por todo el territorio nacional.

Lo que sí sé, es que si día a día, nos proponemos hacer algo bueno por nuestro entorno, no cambiaremos nuestro pasado, pero haremos más llevadero nuestro presente y mejoraremos significativamente nuestro futuro.

Para terminar, les comparto un pensamiento acerca de la paz, expresado por uno de los líderes morales y espirituales más influyentes de nuestro tiempo, independientemente de la religión que profeses: el difunto Papa, y ahora Beato, Juan Pablo II:

“La paz exige cuatro condiciones esenciales: verdad, justicia, amor y libertad”

Practiquemos la paz y la tolerancia en todas nuestras acciones.

¡Gracias por seguirnos leyendo y hasta la próxima!

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