Lo admito: soy una incansable soñadora…
Quizá no soy del tipo de persona que se la pasa pregonando que la vida es siempre bella; porque sé, que como en todo, la vida tiene altas y bajas y muchas veces no es suficiente el usar unas gafas con cristal rosa, para ver el mundo de ese color.
No. El mundo y la vida, no siempre son rosas. De hecho, en ocasiones he visto tremendas nubes negras en mi cielo y, como todos sabemos, el negro es la total ausencia de color.
A veces, la oscuridad ha sido tan abrumadora, que me ha costado trabajo percibir cualquier indicio de claridad. Pero eso solamente pasa, mientras mis pupilas se acostumbran a ver entre la penumbra. Así que, definitivamente también estoy preparada para no auto engañarme con una falsa claridad cuando la vida se me oscurece.
Algunos llaman a esto “pesimismo”, pero yo le llamo “aceptación de la realidad”. Y son precisamente estas “nubes negras”, las que como seres humanos nos dan la oportunidad de buscar en nuestro interior y encontrar las mejores armas para enfrentarlas, con la convicción de que, después de cualquier tempestad, viene la calma: el cielo vuelve a clarear y el sol nos vuelve a cobijar.
Pero no por estas nubes que a veces encuentro en mi cielo, dejo de creer y de soñar… ¡Al contrario!
Sé que todo lo que dependa de mí, es completamente posible y alcanzable. Sé que cuando me empeño lo suficiente en conseguir lo que quiero, lo logro; porque tengo una determinación y una voluntad que han sido probadas en las peores tempestades y aunque a veces, me ha parecido que me hundo y me ahogo, de alguna forma siempre logro salir a flote.
En cada situación que se nos presenta en la vida, Dios nos manda una lección y nuestra obligación es aprenderla.
¿Los maestros? Pueden tener distintos rostros, pero si estás lo suficientemente receptivo, seguramente podrás reconocerlos. Hasta el refrán lo dice “cuando el alumno está listo, el maestro aparece”.
No envejeces cuando cumples años, envejeces cuando dejas de soñar y de desear. Envejece tu corazón cuando cree que ha llegado a la meta y que en la vida, ya no hay nada más por alcanzar.
Quizá para otros, tu sueño sea ilógico. Pero mientras tenga sentido para ti, no importa cuánto te digan “no puedes” o “no hagas”, no importa cuántos años tengas ni si crees que ya has desperdiciado lo suficiente tu tiempo, no importa cuantas veces caigas y tengas que volver a levantarte: sigue adelante y reinvéntate.
Sigue aunque te duela, sigue aunque te equivoques, sigue aunque pierdas, porque si no lo intentas, de todas formas habrás perdido… La pregunta que más odio en esta vida es “¿qué hubiera pasado si…?”.
No abandones tus sueños, solamente porque alguien más te diga que estás equivocado. Al final del camino, solamente te quedará la satisfacción de saber que intentaste todo, que te arriesgaste lo necesario y a veces hasta lo innecesario, que te equivocaste lo suficiente, que lloraste, que reíste, que amaste, que te amaron y que te rompieron el corazón….
Alégrate… Eso significa… ¡que viviste!
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estoy en completo acuerdo contigo, nunca debemos dejar de soñar, y en nosatras esta lograr lo que soñamos y nada es imposible, tal vez será dificil pero al final lo hacemos realidad.
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