martes, 31 de mayo de 2011

MUJER... Por Black Cardona



Mujer,Tu que eres lo más bello y aterrador de las creaciones,
que das vida y matas en un instante,
creas sueños e ilusiones,
das amor y desamor...


 Tú que llevas seres en tu vientre,
 que llevas penas en el corazon...

 Mujer de mis más bellos sueños y fantasias,
 de formas curvilineas y momentos etereos...

 Que vives luchando cada día;
 Tú y solo tú eres lo mejor del mundo.

 Porque de una mujer venimos y a la madre tierra regresamos
...

lunes, 30 de mayo de 2011

Sublime Sentimiento... Por Black Cardona

SUBLIME SENTIMIENTO


Porque todo nace de tus caricias que queman mis sentidos,
que dan esa dosis de fantasía tan elocuente en cada toque,
y hacen que quede prendido al olor de tu dulce piel afrodisíaca…

De esa mirada tuya que me hechiza con poder inigualable,
de tu cuerpo que tiene la forma perfecta de mis deseos mas obscuros,
Porque en tus labios encuentro la cantidad de lujuria exacta,
que me condena en el sentimiento más sublime de pasión y desenfreno…

Justo cuando surco con mis manos esas olas de tu cabellera radiante,
cuando erizas mi piel con tus besos fríos y calculadores,
inyectando ese veneno que provoca esa agonía de extrañarte…

De esta unión celestial que provocan tus abrazos,
que me invitan a poseerte con la ferocidad de un depredador carnívoro,
Y llenarme del elixir a fruta exótica de tus lugares mas recónditos e inexplorados;
justo en el oasis de tu vientre donde todo nace y muere en un instante…

Mordisqueando cada uno de tus muslos acaramelados,
viajando por la inmensidad de tu ser donde cada beso es un pequeño paraíso;
Hasta que tu boca emana un aliento que me incita a continuar…

Llegando al punto donde tu ser toca la faz de esta tierra,
y saber que eres el anhelo de mi diminuta existencia;
Donde nada es comparable ante el candor de tu presencia
que me eleva, que me llena, que me excita, que me aterra…

Porque de tus palabras se alimenta mi alma testaruda,
que se niega a no tenerte, a estar sin tu amor y tu ternura;
Justo como esas noches de sueños en tus brazos,
para despertar y descubrir este amor exacerbado…

Porque sin ti no hay futuro ni sentido en el pasado,
porque tú y solo tú tienes el poder de esta ironía;
De “te quiero’s” sin palabras, de miradas lascivas…

Tú y solo tú llenas mi alegría cotidiana,
donde lo inesperado se vuelve repetible, lo imposible es alcanzable;
Donde mis sueños tienen alas y se elevan a si mismos,
donde mis sentimientos se renuevan y reencarnan por si solos…

Tú y solo tú, no hay más sin duda.
Donde con palabras trato que entiendas mi blasfemia;
de vivir enamorado de tu sombra, de tu esencia…

Zyanya Om Teteo Temacalis KS Nochipa

jueves, 26 de mayo de 2011

"En la salud y en la enfermedad"... Por Elena Savalza


¡¡Hola a tod@s!!
Me da un enorme gusto volver a escribirles, sin sentirme además, culpable; ya que en las últimas semanas parecía que a mis queridas amigas Ámbar y Wendy, les entró cierta sequía lingüística por lo cual, ya me había cansado yo misma de mis propias historias y escritos.
Como andamos muy “entradas” en el tema bodas debido a los últimos eventos de Ámbar que anda casando primos en el norte del país (“¡i’ ñor!”), recordé muy a propósito una frase típica de los votos que hacen los nuevos “marido y mujer” en la casa de Dios y ante la presencia de un montón de invitados entre conmovidos e incrédulos: “Prometo estar contigo en la salud y en la enfermedad, en la bonanza y en la adversidad, hasta que la muerte nos separe…”
En la salud y en la enfermedad…
Podrán haberse dado cuenta en mis últimas entradas, que he padecido cierta dosis de estrés generado por una insatisfacción en el ámbito laboral y, por si fuera poco, por un pseudo – príncipe que al final “no fue”…
Siempre he creído que las decepciones amorosas debieran ser causales de incapacidad laboral por lo menos un día, debido a que en algunas ocasiones verdaderamente te incapacitan para cualquier cosa y de verdad requieres un “tiempo fuera” (por eso quería que pararan el mundo para bajarme un ratito, en mi anterior entrada “Transfusión”).
Pues bien, a una semana de la aparente calma, aceptación y completa paz en mi corazón sobre ese tema, viene algo que me vuelve a sacar de balance: ¡enfermedad!
Sí. Dicen por ahí que “lo que tus ojos no lloran, tu cuerpo lo saca”. Pues bien, mi sabio cuerpecito se enfrento desde hace 2 días a una rara afección que al principio parecía tener síntomas de dengue (cuerpo cansado inexplicablemente, dolor de articulaciones, sueño, ojos llorosos y una leve fiebre) y unas horas más tarde se manifestó en forma de náuseas, mareo y malestar estomacal general.
Veo entonces ayer por la mañana que tenía 2 opciones: Hacer como si no pasara nada y presentarme a laborar como siempre, puntual; ó, hacerle caso al llamado de mi cuerpo que pedía a gritos “expulsar” algo que lo estaba molestando sin aparente causa física, pues nada en mis hábitos alimenticios había cambiado radicalmente, e ir al Doctor.
Decido ayer por la mañana ir con el Doctor y en su diagnóstico me dice “infección estomacal” sin causa aparente… es decir, ni el Doctor supo qué o por qué, pero me llenó de medicamento, antibiótico, electrolitos orales y me suprimió del “sabor de la vida” según nuestra cultura típica mexicana (lácteos, comida grasosa, etc.).
Así que, solamente me presenté en la oficina a sacar un pendiente súper urgente y decidí guardar reposo “como Dios manda”, sin importar cuanto trabajo pudiera acumularse por unas horas de sentirme inmaculadamente necesaria.
Y bien…. Regresé hoy a trabajar, descubriendo que el mundo no se cayó, la empresa no se cayó, que incluso me puedo tomar unos minutos para escribir esto y la vida sigue… Y yo, me siento mucho mejor que los últimos días.
La reflexión entonces que me deja esto es: ¿Por qué nos aferramos tanto a nuestra rutina, nuestro trabajo, nuestro estatus, nuestros compromisos muy a costa de nuestra salud? ¿Qué no se supone que nuestra principal responsabilidad es con nosotras mismas? ¿Quién nos obliga a ser las mujeres maravillosas y perfectas que tienen que tener todo bajo control si a veces, a duras penas podemos controlar nuestras propias vidas cuando estamos sanas? ¿Valemos más ante nuestros jefes por tener etiqueta de “mártir”?
¡No chicas! Al final, lo único que tenemos es a nosotras mismas y nuestra salud es una parte muy importante, la más importante de todas, porque sin salud, no seríamos lo que somos… unas súper exitosas, fregonas, responsables y excelentes mujeres, madres, hermanas, hijas y profesionistas. Sin salud, absolutamente nada en la vida tiene sentido, porque al final del día nos sentimos tan cansadas y tan enfermas que nos es un poquito menos que imposible disfrutar nuestros pequeños o grandes logros y terminan siendo parte del almanaque de colección de alguien más… ¡excepto nosotras!
Por lo tanto, incluso si no tengo nunca la oportunidad de prometérselo a otra persona frente al altar, hoy hago votos con la persona más importante de mi vida, YO, y prometo estar conmigo… en la salud y en la enfermedad…
Y tú… ¿estás CONTIGO en la “salud y la enfermedad”?

domingo, 22 de mayo de 2011

Vivir... Por Elena Savalza

Todos creemos que sabemos vivir. Nuestro corazón late, nuestra piel siente calor o frío, nuestros pulmones respiran. Tenemos un nombre, una casa y probablemente una licencia de conducir, un pasaporte o una credencial de elector que acreditan nuestra identidad y nacionalidad. Tenemos un trabajo, una familia, un perro o un gato…
Pero… ¿realmente estamos viviendo?... ¿Qué significa entonces vivir?

Para mí, Vivir es…
… AMAR con toda el alma y el corazón, incluso cuando todas tus razones apuntan a que no debe ser así; entendiendo que muchas veces el corazón tarda en ponerse a la par que el cerebro y que para los asuntos del corazón, la razón siempre estará limitada…
… ENCONTRAR en tu trabajo diario una forma de trascender y ser útil a los demás, que tiene además como valor añadido, el percibir una remuneración por ello…
… APRENDER que en cada paso, en cada acierto, pero sobre todo en cada error, se encierran las mejores lecciones que la vida nos ofrece. Es caer y levantar, con la misma fuerza y con la misma fe de quien nunca tuvo que empezar de nuevo…
… PERDONAR a quienes nos han dañado, incluso si somos nosotros mismos quienes nos tenemos que perdonar; aceptando que errar es de humanos y que en el perdón, se encuentra uno de los más maravillosos regalos que podemos dar a los demás y a nosotros mismos…
… ADMIRAR todos los días la obra de Dios, conservando la capacidad de sorprendernos por las cosas más pequeñas y menos costosas, descubriendo que lo mejor en esta vida es gratis…
… DISFRUTAR el momento que nos tocó vivir, sin pensar ociosamente en el pasado o en el futuro. Encontrar gozo en todo lo que Dios hizo para nosotros…
… COMPARTIR con amor los dones recibidos, las bendiciones, las tristezas y las alegrías con los demás; pero sobre todo, compartir la sabiduría que cada uno de estos momentos ha dejado en nosotros…
… LLORAR por lo incomprensible para nuestra mente y nuestro corazón, sabiendo que es de humanos rebelarse ante aquello que es más fuerte que nosotros. Esto no nos hace débiles, al contrario, nos permite recuperar la fuerza para soportar las adversidades…
… REIR de las cosas insignificantes de la vida, e incluso de las que no lo son, encontrando en la risa el medio para simplificar la manera de enfrentar las adversidades…
… CONOCER nuestro mundo, nuestro interior, nuestra gente, nuestros paisajes, nuestros lugares; pero sobre todo, encontrar a través de este conocimiento una nueva manera de conocer a Dios…
… ESPERAR por lo bueno, tener paciencia y confianza de que cuando trabajas por un sueño, le agregas alas a tu cuerpo para volar hacia él…
… LUCHAR contra todo y contra todos, incluso contra ti mismo, por defender tus convicciones, siempre que esto no implique dañar a los demás…
… RESPETAR nuestro entorno, nuestro planeta, nuestro cuerpo y a los que no piensan como nosotros, asumiendo que esta diferencia es la que enriquece nuestra vida diaria…
… ARRIESGAR el terreno seguro que muchas veces tomamos y exponer nuestra zona de confort, sabiendo que en la medida en que aprendamos a correr riesgos, disfrutaremos también los triunfos conseguidos…
… PERDER el miedo, perder la vergüenza, perder los prejuicios, las ideas preconcebidas, las conductas que nos hacen daño. Incluso, perder algunas batallas, pues esto nos regresa a nuestra condición humana y nos aporta una valiosa lección: la lección de la HUMILDAD…
… MADURAR con el día a día, con las experiencias vividas y el aprendizaje adquirido; sabiendo que todo el tiempo estamos aprendiendo y creciendo y que la madurez es parte de este proceso, incluso cuando implique dolor y pérdida...
… ACEPTAR que algunas cosas en nuestra vida no son como lo deseamos y que no está en nuestras manos cambiar esas circunstancias. Podemos buscar un motivo o una explicación, que simplemente encontraremos en el momento en que Dios decida mostrarnos la respuesta…
… DECIR las cosas que pensamos y que sentimos, en el momento preciso, siempre que no implique irrespetar a mi interlocutor, porque, como una vez me lo dijo un amigo: “la basura guardada se pudre y, en muchas ocasiones, carcome las entrañas del recipiente que la contiene”…
… CALLAR todo aquello que si dijéramos, dañaría a terceras personas o a nosotros mismos, entendiendo que la verdad es la mejor medicina para cualquier mal, pero que los tiempos de Dios son perfectos y, en su momento, no en el nuestro, todo aquello que necesite ser revelado saldrá a la luz…
… SENTIR el dolor, el amor, la tristeza, la alegría, la compasión, la ira, la sensación de triunfo o de fracaso; asumiendo sin culpa ni vergüenza que los sentimientos y emociones son parte de nuestra condición humana…
… PENSAR en lo que queremos y debemos hacer, preparándonos para lo que vendrá; sin anticiparnos a vivir en el futuro y olvidarnos de vivir nuestro presente…
… CONSERVAR los buenos recuerdos, los buenos amigos, la gente que queremos, las sonrisas, los besos, las caricias y los abrazos recibidos. Conservar los lugares visitados, el aprendizaje constructivo, las palabras de aliento. Guardar todo aquello que nos sirve para convertirnos día a día en mejores personas…
… CONFIAR en que el día de mañana, Dios nos tiene siempre algo mejor y que, pase lo que pase, siempre podemos volver a Él, sin importar cuánto hayamos alejado nuestros pasos de su sendero…
… SOLTAR lo que no nos sirve, lo que nos hace daño y lo que nos impide crecer; entendiendo que cada nuevo espacio en nuestra vida, en nuestra mente y en nuestro corazón, será llenado de bendiciones y cosas nuevas cuando con fe, le soltamos a Dios las riendas de nuestra vida…
… DESCUBRIR todo lo bueno y lo nuevo que Dios nos tiene guardado en todas las cosas y que cada día es una nueva oportunidad para vivir, disfrutar y aprender…
… BUSCAR fervientemente nuestros sueños, nuestra felicidad y ser cada día mejores personas…
… AGRADECER a Dios por todas las bendiciones recibidas, por despertar cada mañana y por llegar a casa todas las tardes; pero sobre todo, agradecerle por permitirnos todos los días el milagro de VIVIR…
Todo esto y muchas cosas más es VIVIR. Pero sobre todo, VIVIR es una forma verbal que se expresa siempre en infinitivo… porque VIVIR, es ACTUAR…
Por eso yo amo VIVIR y disfruto intensamente este maravilloso regalo de Dios llamado Vida
 … Y tú… ¿realmente estás viviendo?...

martes, 17 de mayo de 2011

COMPLEJIDAD... Por Elena Savalza

… Inicio esta entrada con una definición de COMPLEJIDAD…

Complejidad es la cualidad de lo que está compuesto de diversos elementos. En términos generales, la complejidad tiende a ser utilizada para caracterizar algo con muchas partes que forman un conjunto intrincado.

Según Wikipedia, complejidad no es algo negativo, de hecho, lo marca como una cualidad. Y debe serlo, porque poder hacer que distintos elementos funcionen juntos, no debe ser nada fácil.
Sin embargo, hoy escuché una connotación negativa acerca de la complejidad… Escuché decir que un hombre, no quiso involucrarse con cierta mujer “por no gustarle la complejidad”…
Con mi normal curiosidad y aprovechando la conversación que tenía con un amigo, le hice un cuestionamiento directo:

¿Cómo definirías a una MUJER COMPLEJA?

Su respuesta me dejó gratamente sorprendida:

“Compleja, es la mujer perfecta y entre más compleja, más perfecta. La mujer debe ser polifacética, diferente y a veces superior para poder ser el sexo opuesto. Tú eres tan compleja que hasta tu foto de perfil da trabajo verla,  sin llegar a los extremos. Porque hay mujeres que son más complejas que hacer gárgaras boca abajo”…

Mi amigo se refería a mi foto de perfil de Facebook, la cual me muestra casi de cabeza puesto que me la tomé yo misma. Estoy con lentes y gorra, pues estaba dando un paseo en barco por la bahía. Pero el punto principal no es ese. La reflexión que hoy no pude esperar para compartir es la siguiente:


… Si eres una mujer directa, que dice lo que quiere y lo que espera sin faltarle al respeto a su interlocutor…
… Si eres una mujer generosa, capaz de dar todo de sí mismo a los demás, sin que ello signifique ponerte de tapete ante nada o ante nadie…
… Si eres una mujer ambiciosa, que sabe lo que merece y no se conforma con recibir menos…
… Si eres una mujer segura de sí misma, que hace uso racional del miedo y dice lo que piensa, aceptando que la crítica es parte normal del aprendizaje y de la convivencia humana…
… Si eres una mujer confiada y confiable, que es digna de dar y recibir confianza, incluso a aquellos a quienes a veces su cerebro dice que no, simplemente porque cree que todos merecen la misma oportunidad de equivocarse…
… Si eres una mujer compasiva, que es capaz de sentir genuinamente el dolor de los demás y la empatía por sus problemas, sin por ello convertirse en una “arregla vidas” ni olvidarse de sí misma…
… Si eres una mujer emprendedora, que lucha por lo que quiere y hace todo por conseguirlo, basando sus resultados en esfuerzo y preparación constante, más que en la suerte…
… Si eres una mujer perseverante, que encuentra en cada NO una nueva manera de buscar un SI…
… Si eres una mujer digna, que encuentra en cada fracaso una lección para superarse, porque sabe que la principal competencia la tiene con ella misma…
… Si eres una mujer entregada, que en todas sus facetas de madre, esposa, novia, amante, hermana, amiga y profesional, da lo mejor de sí a cada instante porque es firme creyente de que para que las cosas mejoren tiene que empezar por mejorar ella misma…
… Si eres una mujer que llora por lo que su mente y su corazón no pueden comprender y que ríe y disfruta todas las cosas buenas que tiene a su alrededor…
… Si eres una mujer optimista y llena de fe, que sabe que para ver, primero hay que creer…

¡Te felicito! … tú eres una MUJER COMPLEJA y siéntete orgullosa de serlo…

Pero la complejidad no se hizo para todos, por lo que habrá quienes no soporten tu brillo. Como dijera Fernie: “No somos fáciles, valemos la pena”. Y definitivamente, lo complejo no se parece a lo fácil…

Hace unos días uno de mis más recientes maestros me dijo que “a las cosas insignificantes hay que responderles con una sonrisa”…

Probablemente, haya algún hombre que se asuste por tu esencia “compleja”…

Yo te invito hoy a que no te olvides de ponerte tu mejor brillo labial… ¡y SONREIR ante lo insignificante!

miércoles, 11 de mayo de 2011

"¡Recibí Flores Hoy!"... Cruzada contra el maltrato físico a la mujer...

No es mi cumpleaños o ningún otro día especial; tuvimos nuestro primer disgusto anoche, y él dijo muchas cosas crueles que en verdad me ofendieron. Pero sé que está arrepentido y no las dijo en serio, porque él me mandó flores hoy.


No es nuestro aniversario o ningún otro día especial; anoche me aventó contra la pared y comenzó a ahorcarme. Parecía una pesadilla, pero de las pesadillas despiertas y sabes que no es real; me levanté esta mañana adolorida y con golpes en todos lados, pero yo sé que está arrepentido; porque él me mandó flores hoy.


Y no es día de San Valentín o ningún otro día especial; anoche me golpeó y amenazó con matarme; ni el maquillaje o las mangas largas podían esconder las cortadas y golpes que me ocasionó esta vez. No pude ir al trabajo hoy, porque no quería que se dieran cuenta. Pero yo sé que está arrepentido; por que él me mandó flores hoy.

maltrato, violencia de género, violencia, abuso, abusos sexuales¡Recibí flores hoy!

Y no era Día de las Madres, o ningún otro día especial, anoche él me volvió a golpear, pero esta vez mucho peor. Si logro dejarlo, ¿qué voy a hacer? ¿Cómo podría yo sola sacar adelante a los niños? ¿Qué pasará si nos falta el dinero?. Le tengo tanto miedo, pero dependo tanto de él, que temo dejarlo. Pero yo sé que está arrepentido porque él me mandó flores hoy.

¡Recibí flores hoy!

Hoy es un día muy especial: Es el día de mi funeral. Anoche por fin logró matarme. Me golpeó hasta morir. Si por lo menos hubiera tenido el valor y la fortaleza de dejarlo; si hubiera aceptado la ayuda profesional... hoy no hubiera recibido flores. ¡Al final, el amor que recibes es el amor que das!

¡¡¡ POR UNA VIDA SIN VIOLENCIA !!!

domingo, 8 de mayo de 2011

Paso anti-ego #1: Soportar las coincidencias... Por Elena Savalza

Hace unos días, comentaba una nota que escribió Pamela sobre la muerte de Osama Bin Laden y sobre su “conveniente” efecto en el rating de Barack Obama entre los estadounidenses.
En mi comentario, coloqué un poema de Jonh Donne, que habla de cómo todos los seres humanos estamos concatenados e inminentemente dependemos unos de otros, por lo cual, ser nuestros propios depredadores no es ni aceptable ni conveniente para la supervivencia de nuestra especie ni el futuro de nuestro planeta.  El poema dice así:
“Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.”

Hoy, sin duda comprobé que todos los hechos de nuestra vida están enlazados, sin saber cómo ni por qué, con los de otras personas…

No pensaba salir hoy. De hecho, me había comprometido a ser la niñera oficial de mi sobrino Pablo. Pero de pronto, se me ocurre abrir el Facebook y vi que Ámbar me invitaba a tomarnos una “miche” tempranera (para los que nos leen en otros países, les describo que “miche”, es la abreviatura de michelada; que es una forma de preparar la tradicional cerveza mexicana, pero con limón, sal y todo tipo de salsas condimentadas, al gusto y estilo de cada consumidor).

Con el calor infernal de Manzanillo, nada como una michelada para cerrar con broche de oro esta semana que estuvo laboralmente rara. Por lo cual no pude negarme a salir “un ratito”.

Decido decirle a Ámbar que vayamos por la miche a un bar muy padre y que además preparan muy buen sushi, que se llama “El Ombligo”, dado que ella no lo conocía.

Llegamos al lugar y lo primero que vimos fue a un gringo coqueteándome descaradamente y portándose excesivamente amable con nosotras, incluso se “ofreció” cortésmente a tomarnos una fotografía.

Después, coincidió en el lugar otra amiga que tanto Ámbar como yo, conocimos gracias a un programa de radio en el que participamos juntas: su nombre es Colima. Debo decir que Colima dio la nota divertida, ya que tuvo la ocurrencia genial de regalarle a un amigo suyo con motivo de su cumpleaños, debido a que no tenía novia, una “muñeca inflable”, la cual hizo la alegría de los asistentes al lugar quienes la saludamos, e incluso hubo el que se tomó la fotografía del recuerdo con ella (Gaviota, fue el nombre que Colima le dio a su “amiga”).

Hasta ese momento, todo iba bien. Platicábamos tranquilamente de trabajo, de nuestras amigas, de nuestros próximos cambios de look entre otras trivialidades.

Habrán notado que hace bastantes días que no menciono para nada a ninguno de mis sapos o príncipes, en especial, no he mencionado recientemente a El Príncipe que no fue…


Pues bien, han pasado algunas cosas con esa historia, pero la verdad ya estaba entrando en una etapa de cansancio y hastío con el tema. De hecho, esta noche pensaba sinceramente no mencionarlo para nada.

Sin embargo… ¡otra vez! Sí, adivinaron: cuando más tranquila estaba, cuando más resignada estaba a darle carpetazo al asunto, se me apareció en el bar… ¡Sí! En ese bar que nunca visitamos los sábados y al que solamente he ido unas cuántas veces entre semana, allí llegó…
Al principio, cuando vi su camioneta, le pedí a Ámbar que volteara y me dijera por favor “que no era él”. Lo veo entrar y saludar a todos los que estaban en la barra con mucha familiaridad, sin que se percatara de mi existencia, hasta que voltea a mi mesa y me ve. Me sonríe de lejos y nos saluda con un seco apretón de manos (sin beso en la mejilla).
Después de esta frialdad, se retira y a los 5 minutos, la chica que estaba atendiendo las mesas llega con otras 2 micheladas… por supuesto, cortesía de El Príncipe que no fue…
Me sentí la idiota más idiota del planeta. Sentí como si su saludo frío y sus micheladas fueran un premio de consolación por haberme rechazado.  A decir verdad, hubiera querido salirme en el mismo momento que lo vi llegar, pero Ámbar estaba demasiado divertida y yo, no quería doblegarme ante el deseo de huir, tenía que quedarme y darle a mi ego una pequeña dosis de humildad y encima de todo, pasármela lo mejor que pudiera con todo y mi cara de tonta rechazada.
Seguía la noche, entre los coqueteos del gringo y un show de exhibición de preámbulo sexual justo en la mesa de enfrente. Debían haber visto la cara de Ámbar entre divertida y sorprendida, que no dejaba de carcajearse nerviosamente mientras yo intentaba platicar con normalidad, sobre un australiano que conocí una vez en Los Cabos, haciendo alusión a nuestro ligue internacional con el “venerable anciano” que no dejaba de mirarme.
Pero ni al caso, el show era demasiado intenso, demasiado hard core, para que pasara desapercibido…
Entonces, me levanto al baño; y mientras “desfilaba” por la pasarela con mi mini vestido verde, corte halter, el gringo me seguía con la mirada hasta que me perdí…
Regreso a la mesa y entonces, uno de los acompañantes del gringo senil (¿Sapo Internacional Senil?), se acerca a mí y me dice:
-          Disculpa, mi amigo (señalando al gringo), me pidió que te dijera que le encantaste, que lo tienes impactado y que si puede invitarte a irte con él ahorita al  Colima Bay Café.
-          ¡Qué amable! – contesté tan cortés como me fue posible – pero dile a tu amigo que aquél chico (señalando a El Príncipe que no Fue) fue mi galán hasta hace 2 semanas (mentira piadosa, porque todos sabemos que jamás fue realmente mi galán) y no quiero tener problemas. De hecho, estas micheladas que me estoy tomando,  las está pagando él. Si no me crees, pregúntale a la chica que nos está atendiendo.
El chico se retira de nuestra mesa para llevarle el mensaje al gringo. Creo que aún no hablaban lo suficiente cuando El Príncipe que no Fue, empujado por no sé que vientos, se acerca a nuestra mesa y se sienta con nosotras… pero del lado de Ámbar y no mío.
Transcurrió así otro momento, mientras platicábamos y reíamos como si nunca hubiera habido ningún mal entendido entre nosotros, lo que realmente no sabía si me alegraba o acrecentaba mi malestar.
De pronto, como por arte de magia, corta de tajo la conversación y se despide… de mano otra vez.
La verdad, aunque traté de divertirme y de no pasármela mal (sin mencionar que Ámbar estaba muerta de risa); hay en este momento varias cosas que me tienen desconcertada:
·         Antes, cuando no había salido nunca con él... jamás me lo encontraba en ninguna parte. En todo un año, solamente me lo encontré una sola vez. Pero ahora, que desearía ya no encontrármelo, parece que aparece como si lo llamara…
·         Jamás voy a ese lugar en sábado, de hecho, Ámbar nunca había ido. Quise variar la rutina y aún así, con mi firme propósito de no hablar de él y no pensar en él… pareciera que hay cierto complot del universo para que coincidamos en cualquier lugar.
·         Me saluda como si saludara a un político en sesión del congreso, con esa formalidad… pero de inmediato nos envía un par de bebidas.
·         No me hace el mínimo caso en todo un momento mientras estuvo en la barra… y de pronto, sin usar ningún pretexto se aparece en mi mesa y se sienta… pero con Ámbar.
·         Todos me vieron, sí. Creo que me quedaba bastante bien el modelito de vestido verde… pero el único que me habría encantado que notara lo bien que me veía, ni se enteró…
Sí, sé que estoy librando una batalla contra el ego y que seguramente esto es parte de mi lección. Pero… ¿no es más fácil si Dios lo aleja de mi camino? ¿Es necesario que aprenda a ese costo? ¿Cuántas “caras de idiota” más debo poner para que Dios decida que me quedó claro?
Definitivamente, hay cosas en la vida que no son hechos aislados. De alguna forma, todos formamos parte de un todo y, al ser una ley natural, debemos aprender a respetar y vivir con eso.
Y además… me queda claro que soy una experta en patanes, pero de nueva cuenta, compruebo que para soportar el rechazo de alguien que sé que no lo es… ¡¡me falta mucho!!
En fin, es la 1:58 am y mi sobrino ya se durmió, así que supongo que haré lo mismo para que mi loca cabeza, asimile los hechos del día de hoy….
¡Gracias por leernos y buenas noches!

viernes, 6 de mayo de 2011

El amor no tiene por qué doler... Por Elena Savalza

Te amo, pero hoy me das miedo…
Me muero por verte, pero no sé si llegarás tú, el que amo… o llegará el otro, el monstruo terrible que tanto daño me ocasiona.
Quiero ser tuya, quiero que me hagas el amor otra vez. Pero no sé si tus caricias me dolerán hoy, como me han dolido otras tantas veces, cuando me has tomado por la fuerza y sin importarte lo que yo pueda sentir. Finalmente, se supone que siendo tu mujer, satisfacerte es mi obligación y la asumo de forma callada y resignada…
En algún momento del camino te perdí y hoy quisiera recuperarte, pero me asalta la duda de que quizá nunca te tuve y me enamoré de un personaje de cuento ficticio en el cual quise creer…
Me aferro a la última esperanza de que hoy abras tus manos y me acaricies suavemente con las palmas abiertas, sin restregar tus puños cerrados contra mi cara y mi cuerpo…

Me aferro a la última esperanza de que hoy de tu boca vuelvan a salir las palabras de amor que en algún momento me hicieron vibrar al escucharlas…
Me aferro también, a los momentos en que verme bonita y bien arreglada era para ti motivo de orgullo, cuando tus ojos me miraban con amor y con deseo y no con rencor y fastidio por tus infundados celos...
Me hiela el cuerpo la mirada fulminante que tus ojos me regresan cuando te pregunto qué nos pasó; cuando te pregunto en qué momento dejaste de ser “el hombre de mis sueños” para convertirte en “el monstruo de mis pesadillas”…
Aún te amo, a pesar de todo te amo… pero me niego a vivir más teniendo miedo de ti, miedo de no saber qué me dirás o qué nuevo insulto proferirán tus labios en mi contra…
Y te creo. Te creo que te arrepientas, te creo que te duela, te creo que no quieras herirme, que nunca ha sido tu intención ofenderme, pero que yo te desconcierto y provoco esas reacciones en ti.
Me convenzo también de que probablemente tengas la razón, como siempre. Quizá de verdad tenga yo la culpa. Después de todo el amor no es perfecto y el mundo tampoco lo es ¿por qué debería serlo para mí?…
Por un momento, hasta creo que de verdad será la última vez… y entonces, vuelves por unos instantes a ser mi príncipe azul, el mismo del que yo me enamoré….
Incluso, logro creerte cuando me dices que no la volverás a ver más a ella y que sigo siendo tu princesa, la única en tu vida. Te creo que las demás no importan y que es culpa de ellas y no tuya… finalmente, eres hombre y eso es lo normal.  Hasta te compro la idea de que es mi culpa porque hay algo que te dan ellas que yo no te doy. Claro, si tuvieras todo eso en casa no lo buscarías en la calle, en otras camas y en otros cuerpos…
Y de nuevo un poco de esperanza, al ver las rosas rojas en el jarrón y la tarjeta que dice “perdóname, te amo”... ¡Ojalá hoy sí sea para siempre!
Pero el príncipe azul no volvió para quedarse conmigo… y entonces el monstruo regresa y me genera la misma sensación de angustia y de dolor. Regresa la desesperación y me parecen muy lejanos los días en que mi corazón se sentía tranquilo y en paz. Para ser precisa, ya hasta he olvidado lo que se siente no tener miedo, lo que se siente pasar muchos días sin llorar y sin sentirme asustada por tus reacciones. Ya hasta podría convertirme en experta maquillista, puesto que ya no me cuesta ningún esfuerzo cubrir las marcas de tus golpes que dejas en mi cara y en mi cuerpo.
Y entonces regresa el miedo otra vez: miedo de que esas hermosas rosas rojas  que adornan hoy el jarrón de mi sala, pudieran adornar la lápida de mi tumba mañana, cuando tus impulsos puedan más que el amor que aún dices sentir por mí.
Te amo, aún te amo… pero no puedo amarte si no me amas a mí y no puedo amarte sin amarme primero. No puedo amarte si no puedes amarme, porque amarte me duele y porque tu forma de amar me lastima. No puedo sentir al mismo tiempo tanto amor y tanto dolor…
…porque el amor no tiene por qué doler…

No permitas jamás el abuso físico, sexual o emocional “en nombre del amor”… Si te ama, no te hará daño. "El amor no tiene por qué doler y si te duele, es porque no es amor"...

Dedicado a todas las Princesas que han sido víctimas del maltrato físico, emocional o sexual. Juntas digamos "¡ya basta!"

miércoles, 4 de mayo de 2011

"Querido Monstruo"... Por Elena Savalza

Estoy luchando con un monstruo al cual no pensé enfrentar ... y que nada tiene que ver con Príncipes y Sapos…

Querido Monstruo:
Me costó trabajo comenzar a escribirte. No es fácil quitarme la máscara ante ti y ante todos, cuando para los ojos de la multitud nuestra relación es perfecta y sonrío feliz mientras vigilo que mi maquillaje no haya corrido por el calor infernal de los últimos días. Debo estar siempre perfecta y con el cabello en su lugar para la fotografía que en algún momento nos tomaremos y que quizá aparezca en algún medio… “porque así es el mundo de la farándula”.
Tengo muy pocos meses contigo, lo sé. Quizá tú pienses que estoy claudicando  sin intentarlo lo suficiente y te prometo que te comprendo perfectamente, pues la misma duda me asaltó a mí.
Seguramente me has notado distraída y ausente y te confieso que si por mi fuera, no volvería a ti mañana ni nunca más… Pero las cosas no se hacen así. Desde el comienzo hasta el final, debo portarme a la altura de las circunstancias.
Las comparaciones son odiosas y, realmente, detesto faltarte al respeto, pero extraño al otro… Sí, extraño muchísimo a tu antecesor. Lo extraño tanto que cuando lo veo, sigo sintiéndome inminentemente atraída por él, a pesar de todo lo que mi razón pueda decirme.
Siendo totalmente honesta (¿has notado que me encanta decir “totalmente honesta” últimamente?), creo que lo extrañé desde el día en que lo dejé. En su momento, mis razones pudieron parecer completamente válidas ante mis ojos y ante los ojos de la mayoría. Era cuestión de respeto y lo sucedido al final, no dejaba la menor duda de que debía dejarlo. Sin embargo, en el último momento, tuve la esperanza de que él hiciera algo por detenerme… No lo hizo y mi orgullo no me permitió mover un solo dedo para dar marcha atrás, así que contra la tristeza que me pudo haber causado, decidí alzar la cabeza y no voltear para ver lo que dejé; con la esperanza de que encontraría en el futuro algo mucho mejor…
Aún así, lo extraño… y lo extraño mucho…
Extraño la pasión que me generaba el estar allí, más allá del cansancio por el arduo esfuerzo que significaba mantenernos a flote juntos…
Extraño la sensación de sentirme necesaria, casi inmaculada e indispensable…
Extraño el dejar huella y el ver la transformación de todo cuanto tocaba…
Extraño la admiración a mí alrededor y lo que mi presencia generaba en quienes me conocían…
Extraño los viajes, las noches en hoteles de cualquier parte, las ciudades nuevas, la gente nueva. Extraño hasta las filas en el aeropuerto o las largas horas por carretera, el hacer maletas para muchas noches, el elegir la ropa cuidadosamente para parecer siempre su  “princesa perfecta”…
Extraño el sentirme en familia, el sentirme en casa…
Te encontré  y es injusto que hable mal de ti, porque realmente sé que has hecho por mi todo cuanto has podido y te lo agradezco enormemente. Me diste la mano cuando lo había perdido a él, cuando más devastada estaba y cuando la llama de la esperanza comenzaba a extinguirse.
Me cuesta mucho trabajo mantenerme a tu lado, sobre todo cuando sé que no estás tampoco en condiciones de dar más… pero yo quiero más.
Es muy complicado despertar todos los días sintiéndome vacía, sintiéndome inútil, sintiendo que en tu vida y en tu entorno no hago diferencia, que solamente soy un bonito adorno que puedes presumir ante tus amigos, que solamente añado algo de belleza y un aire de “sofisticación” a tu mundo hueco de compromisos sociales…
Tenía sueños e ilusiones; pero tu apatía, tu desinterés y tu despilfarro los han ido terminando. Es completamente imposible saber qué esperar de ti y mucho menos adivinar lo que esperas de mí…
Y sé que puedo, sé que puedo ser buena. Pero un don para ser apreciado y agradecido, tiene que ser solicitado; y realmente, no es tu caso y lo sé…
Yo sé que tú me necesitas y que puedo darte mucho más de lo que hasta el momento has requerido de mí… Pero tú no sabes cuánto me necesitas y lo que es peor, no estás interesado en averiguarlo.
Y no te puedo pedir más, porque en el fondo siento que no te he dado todo cuanto podría. Vuelve entonces, a formarse el mismo círculo vicioso que tanta energía me roba y que tantas veces me ha hecho terminar mis días con dolor de cabeza y sintiéndome cansada sin saber de qué, sin sentir que realmente me haya esforzado por mantener lo nuestro…
No es justo para ti tampoco. No es justo que me entregue a medias, porque si algo he tenido siempre con los que estuvieron antes que tú, es que me he entregado completa, sin límites, sin reservas… incluso más allá de lo que todos juzgan como “humanamente posible o aceptable”.
Debo buscar de nuevo la emoción y la pasión que eran el centro de mi vida y la razón de mi existir, porque verdaderamente me siento vacía y sin ganas de continuar. No sé donde, pero sé que debo encontrarlas de nuevo, porque a mi vida le hacen falta sentirlas.
No quiero estar contigo solamente por estar. No te lo mereces y no me lo merezco. Te respeto demasiado para condenarte a eso…
No quiero seguir buscando escapes y distracciones banales para llenar el hueco que tengo en mi interior por todo lo que no encuentro en ti. Sonrío, hago bromas, pero en el fondo, me siento como una muñeca a la que se le está rompiendo un brazo y atrofiándosele el cerebro… ¡Y siempre he estado abiertamente en contra de las muñecas huecas!... Irónico ¿o no?
Quiero recuperar mi alegría espontánea después de saber que he entregado todo. Quiero sentirme de nuevo útil, necesaria, deseada, requerida y extrañada…
Quiero encontrar de nuevo la satisfacción y el disfrute que tuve antes…
Quiero que esta relación (contigo o con otro, e incluso si volviera con el anterior) me siga dando toda la dicha a la que estoy acostumbrada…
Probablemente ahora, sea el tiempo de dejarte ir a ti también. Espero que no me lo tomes a mal, puesto que mi corazón me lo está gritando aunque mi cabeza se esfuerce por buscar alternativas menos drásticas.
Lo dejo en Dios, que seguramente sabrá mostrarme el camino que deba seguir a partir de ahora…