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jueves, 10 de marzo de 2011

"ESPERO CURARME DE TI"... Por Elena Savalza

Hoy me siento especialmente bien. Si ustedes vivieran en Manzanillo, entenderían que es un desperdicio sentirse mal en este lugar.
Para regresar a casa después de trabajar, normalmente debo circular por la Autopista desde el puente de Minatitlán, hasta el entronque para entrar a Salagua. Si volteo a la izquierda, alcanzo a ver la ciudad y la playa desde “La Audiencia” hasta el Puerto Interior. Justo en ese tramo, las puestas de sol son hermosas, con sus colores naranjas entre las palmeras. Ese ambiente,  me hace ponerme poética...
Poniéndome a recordar Sapos y Príncipes, pienso en un poema de Jaime Sabines que se llama Espero Curarme de ti…
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de
fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
Me
receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, ni es poco, es bastante. En una
semana se pueden reunir todas las palabras de amor
que se han pronunciado sobre la tierra y se les
puede prender fuego. Te voy a calentar con esa
hoguera del amor quemado. Y también el silencio.
Porque
las mejores palabras del amor están entre dos
gentes que no se dicen nada.


Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y
subversivo del que ama. (Tú saber cómo te digo que
te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame
agua", "¿sabes manejar?, "se hizo de noche"... Entre
las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he
dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te
quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del
tiempo. Para dártelo.
Para que hagas con él lo que tú
quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura
. No
sirve, es cierto.
Sólo quiero una semana para
entender las cosas.
Porque esto es muy parecido a
estar saliendo de un manicomio para entrar a un
panteón.”
¡Uff!... ¿Qué tal,  eh?... ¿Les gusta?... ¡A mí, me encanta!...
Algo que, sin duda alguna, le debo al Sapo Sin Nombre, es el haber fomentado en mí el amor por la literatura hispanoamericana. Recuerdo que juntos recordábamos algunas veces a García Márquez, Vargas Llosa, Benedetti, Borges, Neruda o Sabines… Quizá fue una de las cosas que más nos unió en su momento. Al grado que tengo por allí en mi “baúl de recuerdos” tres prosas de su inspiración escritas para mí. Ha sido uno de los mejores regalos que ningún Sapo me ha dado, sin temor a equivocarme.
Pero bien, volviendo al poema de Sabines, notarán que estoy subrayando algunas partes del texto. Sobre estas partes quiero reflexionar con ustedes, porque creo que la poesía, además de bella, puede dejarnos mucha enseñanza:
  1. Espero curarme de ti: ¡Wow!, desde el título, nos está sugiriendo el “amor” como enfermedad, puesto que requiere una cura. Pongo entre comillas la palabra amor, porque tengo la firme convicción de que el amor se construye y debe ser recíproco, si no, no podemos llamarlo amor. Del amor, absolutamente ningún ser humano debe ser curado, al contrario, puede ser que el amor sea una de las mejores medicinas que se conozcan pues sus efectos son benéficos a la salud. De lo que sí nos debemos curar, sin embargo, es de la obsesión que produce el querer tener con nosotros a un Sapo que ya se quiso ir. Cuando amamos a alguien, no le hacemos daño. Incluso, podemos amar a alguien sin pedirle permiso, sin decirle siquiera. Lo que verdaderamente daña a otros y a nosotras mismas, es la obsesión por retener a alguien que ya no quiere estar con nosotros, es aquí donde la presión se convierte en falta de respeto. Recuerden: “el único amor que conservas es el que tú das”.
  2. Me receto tiempo, abstinencia y soledad: Esta parte me encanta, porque denota la paciencia que debemos tener con nosotras mismas, para “curarnos” de esa enfermedad causada por el amor unilateral o no correspondido del Sapo en cuestión, al aplicarnos el remedio llamado TIEMPO. El tiempo, de verdad, lo sana todo… Pero además, esta parte destruye la teoría de que “un sapo saca a otro sapo”. Para estar al 100% en una relación, debes estar primero bien contigo misma. Y perdón, pero ninguna de nosotras quedamos en óptimas condiciones después de pasar por un truene con un Sapo, incluso si nosotras mismas nos deshicimos de él.
  3. Las mejores palabras de amor están entre dos gentes que no se dicen nada: Además de romántica, creo que tiene mucho de verdad. Muchas veces quieres decirle 30,000 cosas al Sapo antes de dejarlo ir, algunas buenas y otras malas. Seguramente, de las malas te vas a arrepentir tarde o temprano; y las buenas, pudieran ser no recibidas con agrado e incluso faltarle al respeto, puesto que el que tú las sientas, no implica que también él las sienta. Así que mejor, si ya no tienes nada que hacer con ese Sapo, evita cualquier tipo de comunicación con él, por muy poética y amorosa que ésta sea.
  4. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura: Obviamente, nos estamos refiriendo al “amor” que sentimos por el Sapo en cuestión, pero más que nada, nos referimos a “soltar al Sapo”. Cuando reconocemos nuestro sentir con respecto a la situación que estamos viviendo justo en el momento con el Sapo, tenemos la fortaleza suficiente para “entregársela” (a él o a Dios), porque definitivamente a nosotros no nos servirá. Esto implica la acción de desprendernos emocionalmente del Sapo en cuestión.
  5. Sólo quiero una semana más para entender las cosas: Bien, es muy poco probable que en una semana entendamos por qué el Sapo se tuvo que ir, por qué no quiso ser nuestro Príncipe. O quizá lo entendamos, pero nos neguemos a aceptarlo. En esta parte, independientemente del tiempo, el autor nos habla de la necesidad de quedar en paz con nosotras. Sin importar si entendemos las razones por las cuales el Sapo en cuestión se fue, existe aquí la esperanza de que en algún momento, comprenderemos que fue para nuestro bien. Recuerda: “Si es para bien, será; si no, te espera algo mejor porque así funciona la voluntad divina”.
  6. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar en un panteón: Sin duda alguna, estas líneas definen exactamente la devastación que se siente después de que, por cualquier razón que haya sido, el sapo se fue. En entradas anteriores, hablábamos de la importancia de no negar nuestro sentir con respecto al Sapo.  Siempre, independientemente de lo mal que nos podamos sentir en algún momento, “esto, también pasará”.
Esta fue mi contribución al fomento de la cultura y la sanación de nuestras emociones. Espero que les haya gustado y mil gracias por seguirnos leyendo.

1 comentario:

  1. Me gustó esta publicación, en primer lugar porque a mí también me encanta ese poema. En segundo lugar porque he vivido despedidas así, y aunque podría interpretar algunas frases de un modo diferente, creo que esa es la riqueza del arte, (en este caso de la poesía). El artista nos muestra su versión de los hechos, muy subjetiva y profunda, y cada persona la va entendiendo como lo ha vivido también.
    ¡Gracias por compartirlo!

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