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martes, 22 de febrero de 2011

OTRA DE SAPOS... Colaboración Anónima

Queremos agradecer la participación y aceptación que ha tenido este blog desde su creación. Valoramos todos sus comentarios y sus historias, porque nos enriquecen y nos dejan un mensaje positivo.
Les pedimos que sigan mandando sus historias, las cuales publicaremos con mucho gusto en nuestro espacio, fomentando el respeto por todas las opiniones recibidas.
Recuerden que este espacio es suyo, por lo cual les compartimos ahora un relato que nos hizo llegar una chica que nos solicitó permanecer en el anonimato.
Sus amigas: Ámbar, Elena y Wendy, creadoras “intelectuales y materiales” de este espacio; le damos la más cordial bienvenida a esta nueva colaboración.
De nuevo muchas gracias y aquí les va la historia…

“Hoy yo quiero contarles una de las millones de anécdotas que tengo en la cabeza, que hablando de Sapos, se me vienen a la mente.
Y es que así somos las mujeres: por más que sufrimos y decimos “jamás nos volveremos a enamorar”, lo hacemos en cuanto llega un nuevo sapo a nuestras vidas y lo hacemos por que cuando estamos dañadas lo único que buscamos es cariño, amor y comprensión… pero ¿de qué sirve todo eso si al final nos dejan igual o peor de dañadas?

Yo soy una de las mujeres que se enamoró de un sapo que me humilló y me pisoteó a más no poder, pero hasta el momento que yo decidí que todo eso iba a acabar, acabó. Si, porque nosotras tenemos el control de nosotras mismas y todos los sapos llegan hasta donde nosotros lo permitimos.
En realidad, un hombre nunca cambia ni con todo el amor del mundo, pero cuando el Sapo siente que te está perdiendo, trata de conquistarte de nuevo mandándote esos mensajitos que no te mando por mucho tiempo y cuando sabe que estas saliendo con otra persona lo único que quiere hacer es confundirte para que regreses de nuevo y siempre trata de buscarle un millón de defectos a esa persona que podría ser tu príncipe... y justo cuando decides decirle que ya no lo amas el sólo se burla y a pesar de todo el daño que te causo, de dejarte el corazón roto y con el autoestima por los suelos, él sigue creyendo que puede contigo, que aun lo amas.
Y crees que tu vida va a ser mejor y llega de nuevo otro Sapo que al principio es tu príncipe, que te manda mensajes día y noche, que todo el día puedes estar con el en el Messenger sin aburrirte, que parece ser el ser más honesto que puede haber sobre el planeta tierra y así es por mucho tiempo, pero cuando él siente que ya te tiene segura se olvida de esos mensajes lindos que te hacían vibrar, que te hacían sentir que él le daba color a tu vida.
En realidad todos los sapos se acercan a nosotras con un fin en común: el sexo; al cual los hombres son adictos. Creen que sin él no pueden vivir, pero me pregunto yo: ¿es tan necesario?
Pasé noches, días, horas, minutos de mi vida llorando por este Sapo, porque no me quería. Si no me hacía una cosa me hacía otra y, a pesar de eso yo lo perdonaba porque lo amaba. Recuerdo la vez que me dejó “por mi edad”, porque decía que como yo era más chica que él, no le podía dar lo que él quería, que él era mayor y su necesidad no eran los besos si no otra cosa…
Esa noche no dormí de pensar que pasaría conmigo. Estuve dando vueltas sobre la cama y al final encontré la solución: METERME CON EL. Al día siguiente tome mi teléfono le marque y le dije que ya había encontrado una solución para que pudiéramos estar juntos, él contesto con voz seria: “¿qué solución?” Yo le dije: “pues quiero estar contigo” y el dijo: ¿en qué sentido? Yo le dije: “en el sentido corporal, ya decidí que no voy a dejarte ir solamente por eso”
Quedamos de vernos en el lugar de siempre y a la hora de siempre. Toda la tarde estuve pensando como sería. Se llegó la hora, me arregle y me fui. Todo el camino pensé si era bueno o era malo, no pensaba en nada en ese momento, solo pensaba en mi Mamá.
Cuando llegué al lugar, no sabia que reacción tener. Lo único que le dije es: “no puedo”. Le di un millón de explicaciones pero nunca me entendió. Esa noche llegue a mi casa y toda la noche llore con la canción “Por qué es tan cruel el amor” de Ricardo Arjona. Yo sabia que a pesar de amarlo como lo amaba, no me sentía preparada para estar con él.
Desde ese día ya no quiso saber nada de mí. Dure aproximadamente 1 año y medio llorando por él. Gracias a Dios lo superé y hasta hace poco deje de tener comunicación con él.
Un Sapo es difícil de olvidar, pero lo mejor que podemos es sacarlos de nuestras vidas lo más pronto que podamos, porque lo único que hacemos es dañarnos nosotras mismas viviendo con la tonta ilusión de que algún día va a cambiar y seremos felices.
Toda princesa quiere un final feliz, pero en la vida real, hay momentos de felicidad pero la felicidad plena y duradera no existe.
 A pesar de todo lo que me hizo y todo lo que sufrí, no le tengo rencor ni coraje. Simplemente le doy gracias a la vida por haberme permitido conocer ese tipo de gente porque ahora cuando conozco a un nuevo sapo, se cuando estoy cometiendo errores y me retiro antes de enamorarme y sufrir de nuevo.
Mi vida cambio después de él, soy un poco más madura y a pesar de mi edad soy una persona que entiende con claridad qué es el amor y que en el amor sólo se vive el momento y ese momento hay que disfrutarlo. Tal vez en el mundo aun queden algunos príncipes, pero esos príncipes son muy difíciles de encontrar, así que debemos vivir la vida con los ojos muy abiertos y no dejarnos engañar por cualquier Sapo que se dice PRINCIPE.”

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